Para contar esta historia, me tengo que remontar a cuando vinieron mis abuelos de Japón, específicamente de Okinawa, como la mayoría, vinieron a trabajar en la agricultura, tuvieron sus hijos, uno de ellos mi padre, que, como sus hermanos, de una u otra manera trabajaron en el campo, en la Hacienda Jesús del Valle, en Huaral, una provincia de la ciudad de Lima; los azares que tiene la vida, mi papá cuando era joven, era vecino con mi suegra en el campo y años después se volvieron a encontrar cuando me iba a casar con la que hoy es mi esposa.
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