Cuando mi amigo de Facebook sugirió una presentación para la actividad fotográfica de Oshogatsu de Descubra a los Nikkei, simplemente se abrió una compuerta de recuerdos preciados.En mi familia, todos me llaman Scrooge McDuck [personaje conocido en Hispanoamérica como Rico McPato],porque temo el bombo navideño, desde el dar regalos hasta las decoraciones del árbol, el horneado de galletas y los intercambios de tarjetas que, para mí, son simplemente “una exageración”. Oshogatsu, por otro lado, es algo que me encanta y espero cada año. Oshogatsu, en la manera cómo mi familia lo celebra, es un evento que impuse a mi familia, pero al revés, como si fuera un arrepentimiento por las extravagancias de Navidad.
Hace algunos años, caí en la cuenta de que el Oshogatsu conlleva las mismas expectativas que mi papá daba cada año a mi mamá y a nosotros, los chicos. Ahora que él ya no está, nos hemos liberado de todos los rituales autoritarios que venían con las actividades anuales de mi papá. Irónicamente, vez de huir de esto, he aceptado y continuado su responsabilidad, temiendo que un debilitamiento de estas tradiciones puedan borrar este importante legado que quiero transmitir a mis hijos, sobrinas y sobrinos.
Recuperándose aún de las semanas de celebraciones de Navidad, la familia está un poco menos entusiasta por reavivar la energía que se necesita para seguir, pero al igual que en la época de mi papá, nos arreglamos para solo “hacerlo” y milagrosamente se celebra Oshogatsu cada año, en el momento justo. Pienso en mi papá cuando suena el primer timbre de la puerta al recibir a nuestro primer invitado y pienso en lo feliz que él hubiera estado si aún estuviera aquí, estando al mando de esta producción, que es esta.
El Oshogatsu para Papá se trataba de invitar a su “pueblo” entero de amigos y familia para cocinar con anticipación comida tradicional para varios días, cantar viejas canciones japonesas y contar nuevamente las mismas historias que parecían embellecerse con el paso de los años. Pero para nosotros, los niños, siempre terminaba igual, año tras año. Todo lo que podíamos recordar al siguiente día era una decepcionante confusión de voces exhaustivas y a mi papá gritándonos para que calentemos el sake y cortemos más sashimi.
Sin embargo, aún así me encanta el Oshogatsu. Cuando pienso en este día, y los múltiples días que toma cocinar las comidas y preparar la mesa, no se me ocurre otro platillo que preferiría estar cocinando. Disfruto mucho perfeccionando las habilidades y técnicas necesarias para dominar las recetas japonesas y realmente estoy decidida a aprender los matices del paladar japonés. Después de todos estos más de 60 años celebrando el Oshogatsu todos los años, aún me maravillo de las novedades que aprendo cada año, y estoy sorprendida de cómo mi madre retuvo todas estas recetas en su cabeza sin escribir palabra alguna en un pedazo de papel. Estoy sorprendida, sobre todo, de cuánta comida en cantidad y calidad ella era capaz de sacar de su pequeña y humilde cocina para este día, todos los años.
Este año, retomé algunas de nuestras viejas fotos familiares. No hubo nadie tocando nuestro timbre en el 2021. Llevamos nuestro tradicional ozoni a mi mamá de 92 años para compartir en exteriores en su patio trasero. Era muy distinto de mi mesa de comedor de siempre, repleta de voces de niños gritando sus pedidos de uno o dos mochi, algunos incluso NINGUNO, y mis hermanas y yo diciéndoles que vengan a ayudarnos a servir.
Este año, mi hijo ayudó a su abuela con el mochi, en un ambiente con mascarillas impuesto para servir todavía un gran tazón de ozoni.
Todavía no había terminado de cocinar, lo que de por sí es un fracaso. En Japón, uno debe haber terminado de cocinar y limpiar justo a medianoche para disfrutar el toshi-koshi soba y para dar la bienvenida al siguiente año.
Otra nueva lección de este año fue con el kuromame. No podía creer el hermoso resultado usando una olla Instapot, gracias a una receta que conseguí en internet. La reacción de mi madre no tenía precio. “¿NANI?,” como si fuera un tanto sacrílego usar un método rápido. Pero incluso ella coincidió en que estaba muy delicioso.

Estos encantadores platos son unos “hallazgos” del garage de un amigo. Pertenecieron a su abuela y necesitaban encontrar un hogar. Me alegro de que me hayan encontrado.
El maki-sushi es infaltable para mí, aunque raras veces lo preparo en otro momento del año. Este año, realmente disfruté enrollándolo con todos los rellenos, contando en número impar, desde luego.
Algo que mi incondicional esposo sansei disfruta, sin haber crecido con algunos de estos platillos, es el kazunoko (huevas de arenque) y el kobu-kazunoko (huevas en kombu). Preparé un poco para nosotros este año, aunque por lo general mi primo y yo somos quienes consumimos la mayor parte.
Compré en línea estos adorables platos en Etsy. Llegaron directamente desde Japón, de una amable señorita que dijo que los consiguió en una “reunión de intercambio” en Tokyo. Hay mucha variedad de flores, pero escogí el Ume (ciruelo), para el tradicional Sho - Chiku - Bai (pino - bambú - ume),aunque pueda ser un sakura (ups),y las bayas rojas del bambú sagrado nandina que son de temporada para esta época del año.
Hice aún un poco de osechiy al preparar estos platillos me recordaron cuánto extrañaba a la familia alrededor de nuestra mesa. Así se escuchen lamentos sobre el tiempo, esfuerzo y energía que toma hacer realidad el Oshogatsu cada año, espero sinceramente que el 2021 sea un año excepcional en que la familia no pudo estar reunida. Todos hacemos nuestra parte de “monku” yluego gritamos un gran Kampai con un suspiro de alivio y un gran agradecimiento... Otro año comienza con todos nosotros aún lo suficientemente sanos como para cocinar, quejarnos y servir con cariño a nuestros amigos y familia a quienes no llegamos a ver, salvo una vez en este día de Oshogatsu. Esto me reconfortó para preparar osechi “para llevar” para mi madre y varias personas mayores que estaban igualmente extrañando a sus hijos, nietos y bisnietos debido al COVID.
Faltan algunas fotos de nuestra comida marina tradicional, pero estoy tan feliz de decir que mis dos hermanas, mi hija y mis sobrinas, todas participaron desde sus propias casas para recordar y honrar el Oshogatsu. Gracias, papá; gracias, abuelo y abuela por inculcar estas tradiciones que seguimos valorando.
Todos nosotros hicimos todo lo posible para recrear nuestra reunión mientras cumplíamos con quedarnos en casa. ¡Mi más ferviente deseo es que todos podamos estar juntos otra vez el próximo año y que nuestra madre esté con nosotros para hacer el primer KAMPAI!
Feliz 2021.
Nota del editor: Estas fotos fueron originalmente enviadas para la actividad fotográfica Tradiciones de Oshogatsu 2020-2021 de los Nima-kai de Descubra a los Nikkei, pero decidimos que la historia que las acompaña también merecía ser compartida.
© 2021 Jane Shohara Matsumoto