La pasión por el fútbol no conoce límites y ha calado en muchos de los descendientes de aquellos japoneses que llegaron al Perú hace más de 90 años, de un país poco aficionado al fútbol, y que encontraron en estas tierras un desbordante interés que los llevó a participar en él de manera profesional, desde los años cincuenta hasta la actualidad, llegando muchos de ellos a la selección nacional.
Algunos nombres se han perdido por la falta de registros o han pasado desapercibidos en la larga lista de futbolistas peruanos, disputando categorías inferiores y juveniles, además del torneo de segunda división y las ligas regionales. Otros, llegaron a ser ídolos de distintos equipos de Lima, Huaral, Chiclayo o Talara, e incluso en el extranjero.
Pocos saben que una familia ilustre de futbolistas peruanos de los años cincuenta tiene un apellido japonés por la abuela materna. Los hermanos Ruiz La Rosa, nacidos en Huaral, son hijos de Antonia La Rosa Matsuda. Eran tiempos en que los nissei llegaron a trabajar a las haciendas de zonas agrícolas. Allí, los ocho hermanos Ruiz aprendieron las labores del campo y a patear el balón como pocos.
Los hermanos Ruiz
Daniel, Jaime, Eusebio, Manuel, Pedro, Enrique, Víctor Manuel y Claudio se dedicaron al fútbol con distinto éxito. Daniel era delantero y fue goleador durante tres temporadas con Universitario de Deportes, uno de los clubes más populares y exitosos del país. ‘El Chino’, como lo apodaban, hizo 105 goles en primera división, categoría en la que defendió las camisetas de los clubes Mariscal Sucre y Juan Aurich, además de la selección peruana.
Su hermano Jaime participó en los Juegos Olímpicos Roma 1960 y también jugó en el Aurich de Chiclayo. Juntos fueron campeones en 1959 y al año siguiente repitieron el plato con su hermano Manuel en el equipo. Pero quizá el más recordado de los hermanos Ruiz es Pedrito1, quien debutó en el Óscar Berckemeyer y fue campeón con Defensor Lima en 1973 y Unión Huaral en 1976, club del cual es su ídolo histórico.
Además obtuvo la Copa América de 1975 (lo que le valió recibir los laureles deportivos), antes de pasar al Sporting Cristal con el que se llevó otro título, en 1983. En 2002, Pedrito fue nombrado entrenador del Unión Huaral, que competía en segunda división, y con el que logró el ascenso en el mismo año. En la actualidad, con casi setenta años, vive en su ciudad natal, donde el año pasado volvió a entrenar al equipo de toda la vida.
Los años sesenta
En los años cincuenta y sesenta, otros hermanos nikkei brillaron en el fútbol peruano. Los talareños Tomás y Mario Iwasaki jugaron por Universitario de Deportes y Atlético Grau. El primero fue campeón con los hermanos Ruiz y estuvo en la Copa América de Buenos Aires de 1959, en la que se enfrentaron al poderoso Brasil de Pelé. Además, participó en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, donde anotó ante la selección de India, cuando Perú venció por 3-1.
De esa misma época es el cañetano Juan Nakajata Ayllón, goleador con Sport Boys del Callao y Alianza Lima, con el que obtuvo el título de 1962, y Antonio Vallejos Hayeshida, defensor que se convirtió en ídolo del Juan Aurich, luego de jugar por el Defensor Arica. “No podía ir al mercado sin que me regalaran toda la compra”, recuerda Antonio, quien añade que en esa época el futbolista no era tan bien remunerado como ahora.
Por eso, cuando se dio la posibilidad de trabajar en Japón no lo dudó y se marchó a inicios de los setenta. En su faceta de compositor, le dedicó una canción al Juan Aurich y hace diez años volvió al Perú, donde ‘Pocho’ Vallejos se reúne cada cierto tiempo con cerca de 30 ex futbolistas de su época, ídolos que fueron sus compañeros o a los que les tocó enfrentarse, como su gran amigo Héctor Chumpitaz, Julio Meléndez o Ramón Mifflin.
La estrella de Hirano
Pasaron más de 10 años para que otro nikkei volviera a ser figura del fútbol peruano. A fines de los años setenta, Jorge ‘Coki’ Hirano Matsumoto debutó en el Unión Huaral, de su ciudad natal, pero no fue hasta que viajó a Bolivia, en 1986, en que escribiría su nombre en la historia del club Bolívar de La Paz2, con el cual ganó dos torneos nacionales y llegó a convertirse en uno de sus máximos goleadores (marcó 139 anotaciones en ocho años).
Por la selección peruana, marcó 11 goles y jugó tres ediciones de la Copa América (87, 89 y 91). Su hermano Miguel compartió equipo con él en Bolivia, junto a la generación de mayor éxito del fútbol boliviano. El delgado ‘Coki’ también fue uno de los primeros peruanos en viajar a Japón para dedicarse al fútbol profesional. Lo hizo en 1980, cuando se unió al Fujita Kougyou. En la actualidad radica en Chiba, Japón.
La rapidez y habilidad de Hirano se pudieron disfrutar en el Perú hasta 1994, cuando jugó en el Sport Boys, luego de pasar por el Deportivo Sipesa. Otro jugador nikkei de su época fue Juan José Sato Tarazona, quien debutó en 1975, en el Deportivo Municipal, y que fue seleccionado juvenil dos años más tarde. En los años siguientes, los nikkei tendrían un club que los cobijaría en primera y segunda división: el Asociación Estadio La Unión: AELU).
Los años del AELU
Fundado en 1982, el AELU disputó la liga distrital de Pueblo Libre y llegó como invitado a segunda división, ascendiendo de categoría en 19873. Estuvo integrado por un gran número de jugadores nikkei. Robert Yamamoto Tsuda fue capitán del equipo verde que tuvo en el arco a Alberto Akatsuka Matsuda (Lima, 1966), quien venía de jugar en el Deportivo Municipal (y de integrar una selección juvenil), donde se ganó el cariño de la afición.
“Recuerdo que jugando por AELU enfrenté al Municipal y la hinchada rival coreaba mi nombre”, dice Alberto desde Japón, donde radica. Roberto Yamamoto fue la gran figura de aquel equipo, donde jugaba de defensa o volante (además fue campeón nacional de judo). Desde que debutara en el fútbol infantil por el Nisei Breña, (junto a otros nikkei como Aldo Hayashida, Javier Gushiken y Joe Oshiro) fue uno de los más destacados, integrando una preselección en 1983. Luego jugó por el Unión Huaral y Defensor Lima.
En AELU también jugaron, en segunda división, Manuel Miyagusuku, Danny Fukusaki, Juan José Sato, Alex Maruyama, Gabriel Kanashiro, Gabriel Kanashiro, Juan Nakaya y Pedro Tokashiki, dirigidos por Héctor Chumpitaz. En los noventa, se sumaron nombres como Christian Kanashiro (que llegó a jugar en la “U”), Héctor Takayama y los hermanos William y Edwin ‘Cholito’ Uehara Kaneku, además de su primo William Uehara Gibu.
Edwin tuvo un paso por Universitario de Deportes y por el fútbol japonés, específicamente por el Urawa Red Diamonds (92-95) y por el Sagan Tosu, en 1996. Si bien el AELU no llegó a destacar en el torneo profesional de primera división, bajando de categoría en 1992, pudo alcanzar cierta notoriedad en una época en que el fútbol peruano carecía de éxitos. No pasarían muchos años para que nuevas figuras empiecen a sumarse a la lista.
Notas:
1. Grande Pedrito Ruiz
2. Jorge Hirano: Kamikaze en el Altiplano
3. Un verde debut
© 2017 Javier García Wong-Kit
