Crecimiento y progreso de los locales
En sus orígenes los locales no contaban con maquinaria y todo se hacía a mano, lo cual el trabajo duraba horas terminando muy de noche. Ya en la década del 30 se produce una mayor mecanización con planchas y máquina a seco.
Es así que los primeros tintoreros comentan a otros inmigrantes que se puede trabajar (y vivir) con este oficio, ya que no se necesita saber mucho el idioma español. Solo es necesario aprenderse los días de la semana y el precio. El resto queda en uno: lavar y planchar.
Para tener en cuenta la dimensión del crecimiento y progreso, según investigaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores Argentino, en 1920 se registraban 22 personas al frente de una tintorería. En 1928: 234. En 1936: 812 convirtiéndose en la segunda profesión de los japoneses después de la agricultura.