Japonofilia
(El orientalismo como instrumento de marketing)
Published: 23 de abril de 2007
Modified: 11 de febrero de 2025
Esta imagen es la portada de un paquete de aceite perfumado que recibí recientemente como regalo. El nombre de la fragancia es “flor de fuji”. Basándome en los ingredientes enumerados, es muy probable que este nombre tenga la intención de asociar el producto con el embriagador Oriente en lugar de la fragancia real de la flor de fuji. Afortunadamente, creo que la amiga me dio el aceite porque olía agradable y no porque el envase fuera atractivo. No obstante, esta imagen siempre me ha molestado debido a su diseño y sus implicaciones sexistas y orientalistas. En primer lugar, la silueta de la mujer recuerda a la figura desproporcionada de Barbie. La cintura increíblemente delgada, los pechos grandes, las rodillas puntiagudas y la cabeza inclinada hacia atrás de forma antinatural brindan un poderoso ejemplo del cuerpo femenino objetivado. De hecho, si no fuera por la manga caída, habría asumido que esta mujer está desnuda. Si bien esa descripción es bastante desagradable, la imagen se vuelve más complicada cuando se agregan elementos de la “belleza asiática exótica” a la mezcla. Esta mujer lleva zuecos, posiblemente un kimono o qipao, sostiene un abanico y se ha peinado con palillos chinos. Para “japonizar” aún más la imagen, la mujer está situada sobre un fondo de flores y mariposas. Hay que felicitar al diseñador de esta imagen por incorporar una gran variedad de estereotipos del este de Asia en una sola imagen. En su artículo “On Collecting Art and Culture”, James Clifford señala que los coleccionistas occidentales de bienes culturales extranjeros encuentran “un interés y una belleza intrínsecos en los objetos de un tiempo pasado” (145). Esta imagen confirma el punto de Clifford: emparejar a la mujer con ropa y bienes asociados con el pasado de Japón hace que la imagen sea más exótica y emocionante para el ojo occidental que una mujer con un atuendo moderno. El hecho de que esta mujer sea “de bolsillo” –la caja es del tamaño de una cerilla– también refuerza una comprensión orientalista de Japón. Christine Guth utiliza una observación de Susan Stewart en su libro Longfellow's Tattoos: Tourism, Collecting, and Japan para argumentar que “el tamaño diminuto 'con frecuencia servía como el reino del otro cultural'” (94). Quien compre este aceite puede literalmente sostener en su mano a la mujer de la caja. Resulta que es una misteriosa belleza japonesa cuyo perfume te hará sumergirte en el sueño de una “otra” mujer y sus extrañas pero inolvidables maneras.