1.
El comentario en mi blog se inicia así: “Te he encontrado a ti y a tu hermana al fin”. La comentarista se describe a sí misma como una amiga de la infancia/juventud de mi papá. Hasta donde yo sé, nunca nos hemos conocido. Pero ella sabe el nombre de mi hermana y mi nombre, dos nombres bastante inusuales incluso en la América Japonesa. Ella sabe que yo crecí en Roseville, California. Ella dice que tiene recuerdos de mi padre que quiere compartir conmigo.
Estoy ligeramente asustada al inicio. Hago un recorrido mental de los nombres de mi niñez: tantos invitados concurrieron a nuestra pequeña casa para veladas. Nada. ¿Quién es ella?
Pero es la postdata al comentario de la mujer que me sacó de dudas.
“Yo incluso conozco el secreto de la receta de sukiyaki de tu papá (aprendida de tu abuelo): jarabe Log Cabin!”
Bingo. Es real.
2.
Podría llamar sukiyaki a un “plato hecho a la cacerola” (nabemono, en japonés), pero eso no captura el sentido del sukiyaki para los no familiarizados. La aparentemente simpleza de la “cacerola” es realmente “la cacerola más varios otros platos combinados”, ya que se requiere rebanar mucho e ingredientes y salsas preparadas de antemano. El sukiyaki es casi un salteado con mucha salsa: carne, más tofu, cebolletas, fideos shirataki (fideos de batata), cebollas rojas y retoños de bambú.
El sukiyaki para mí significa platos y platos de lomo rojo de falda, rebanado finamente. Significa el punzante aroma de las cebollas rojas, suficiente para hacerte llorar. Pero como con algunas de las mejores recetas, el secreto está en la salsa. La mayoría de las recetas de sukiyaki que he visto están hechas a base de salsa de soya, quizás con un poco de mirin agregado para endulzarlo. Algunos métodos requieren servirlo con huevo crudo al lado, en donde se moja cada bocado.
Nuestra salsa de sukiyaki es deliciosa. Una mezcla de salsa de soya y miso, con huevos crudos escondidos en la salsa para agregarle cuerpo, y el umami intensificado usando dos medidas de sake y el líquido de las setas de paja en conserva, todo balanceado con un pequeño dulzor (recuerden el jarabe Log Cabin). Todo esto se deja reposar una noche para ayudar a que los sabores se unan.
Amo que nuestra receta de familia tenga jarabe Log Cabin, aunque durante la época de temor al uso del jarabe de maíz por su alto contenido de fructosa, deje de usarlo y lo sustituí con jarabe de maple. Pero amo que la receta demande el uso de Log Cabin específicamente. Es la quintaesencia de la frontera del hogar americano dentro de mi quintaesencia comida japonesa americana.
La comida en mi familia es mi hogar. Otras familias alquilan cabañas y visten playeras para sus reuniones de familia. Mi familia cocina. Lo hacemos cada año en Año Nuevo (Oshogatsu), y lo hemos hecho por más de sesenta años. Es mi piedra de toque, mi milagro anual.
Ahora, yo nunca me he considerado una americana japonesa tradicional en particular (o americana filipina en todo caso). Me mudé de casa para ir a la universidad y hacer mi postgrado. Conservé mi apellido cuando me casé. Me casé con un hombre que carga mi bolso en público, usa tiaras cuando se lo pide su hija y zurce sus propios pantalones. Pero cuando me sentí lo suficientemente mayor para graduarme de “la mesa infantil” (palabra clave: sentí), comencé a cocinar sukiyaki para el Año Nuevo. Me he preguntado por qué lo preparo: ¿por qué significa tanto cuando una de mis tías dice, “El sukiyaki estuvo bueno este año”?. Tradición es solo una parte de la respuesta.
3.
La verdad es que cocino sukiyaki para traer de vuelta a la mesa familiar a mi papá.
Él murió relativamente joven. Tenía cincuenta y dos y yo tenía diez. Es una herida tan dolorosa que solo recientemente he pensado sobre como ver las cicatrices, alrededor de veinticinco años después. La familia que se reúne cada Año Nuevo es la de mi papá: sus cinco hermanos y sus hijos e hijas. No hablamos sobre mi papá muy a menudo en Año Nuevo. No creo que tratemos de evadir su recuerdo; murió hace algún buen tiempo, después de todo. Pero no hablamos mucho de él.
Mi papá fue el hijo del medio, un amigo que daba lujosas cenas que eran a su vez shows culinarios personales, un tío que jugaba Scrabble y ajedrez ferozmente, un esposo que se aseguraba que sus jóvenes hijas homenajearan a su madre no solamente con una, sino con varias tarjetas del día de la madre. Algunos dirían que solo con reunirse en Año Nuevo, mi hermana y yo traemos de vuelta a nuestro papá a la mesa.
Pero en mi familia – una que a menudo habla de su unión menos con palabras, y más con reuniones y comida - el sukiyaki es ambas, conversación y comunión, una manera de honrar a los queridos presentes y nuestros queridos difuntos.
*Los aficionados al karaoke podrían pensar en el éxito de Kyu Sakamoto “Ue o muite” (1961), más conocida como “La Canción del Sukiyaki”. Pero el título y las letras de la canción no tienen relación con el platillo. Ninguna canción de karaoke fue dañada al hacer este platillo.
* Originalmente apareció en la revista Remedy Quarterly número 7, Heritage
* * * * *
Nuestro Comité Editorial seleccionó este artículo como una de sus historias Itadakimasu! favoritas. Aquí están los comentarios.
Comentario de Nina Kahori Fallenbaum
Nunca ha habido una “experiencia nikkei por excelencia”, ni es necesario que haya una. Pero Tamiko Nimura se aproxima bastante. Su ensayo reverbera con descripciones del sukiyaki de Log Cabin favorito de la familia. Casi puedo saborear la salsa que ella tan tiernamente describe, con su sorprendente agregado de un original norteamericano jarabe de maple.
Sin embargo, su historia es universal también. Cualquiera que haya perdido un pariente puede identificarse con su afecto y curiosidad, o la responsabilidad de “graduarse de la mesa infantil” para continuar con partes del propio legado de la familia. Para su familia, eso significó la salsa del sukiyaki.
Espero que su ensayo pueda inspirar a los nikkei alrededor del mundo a conservar recetas preciadas mientras inventan nuevas constantemente. Cada una cuenta una historia.
Comentario de Nancy Matsumoto
Hay tantas cosas que me gustaron de este ensayo escrito bellamente. El uso del jarabe de maple Log Cabin como endulzante para el sukiyaki es un ejemplo formidable del ingenio issei. Amo que la imagen “del hogar de la frontera americana por antonomasia” sea trastocada y convertida en la “comida americana japonesa por antonomasia”, tal y como tantos issei y nisei pacíficamente declararon su derecho de ser ambos, americanos y japoneses, durante la Segunda Guerra Mundial. La descripción de la familia de la escritora como “una que a menudo habla de su unión menos con palabras y más con reuniones y comida”, y el acto de hacer un platillo favorito en parte para traer de vuelta a la mesa la memoria de un ser querido son cosas con las que muchos nikkei se pueden identificar también.
© 2012 Tamiko Nimura
La Favorita de Nima-kai
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