El 22 de octubre de 2017 se realizó en el Perú un censo. Al margen de los datos que se recopilaron por primera vez para que los peruanos pudieran “auto identificarse”, sirvió para definirnos en cuanto a nuestra identidad étnica. Si bien es cierto, todos somos peruanos, nosotros podremos decir cómo nos sentimos nosotros en cuanto a nuestras costumbres, nuestros antepasados, nuestras raíces. Lo que llamó la atención es que no nos consideraron a los de origen asiático en general como una opción, por lo que se formó una corriente de un grupo de jóvenes de ascendencia japonesa de labor muy loable: “SOY NIKKEI”, que hizo que todos nos pongamos a reflexionar sobre eso, sirvió para que se sintiera nuestra voz, que si bien es cierto somos una minoría, tenemos presencia importante, de esa manera todos exigieron que se ponga escrito “SOY NIKKEI”, ya que no existía esa opción.
Para eso, cada uno se preguntó qué significa ser nikkei, no está en duda ser peruano o no, lo que se trata es de reafirmar y ser considerados por nuestros orígenes. En mi caso, mis abuelos paternos y maternos vinieron de Japón, de la isla de Okinawa, mis padres nacieron en el Perú al igual que yo, por lo que soy la tercera generación, soy un sansei. Por lo tanto SOY NIKKEI.
En mi casa se come el ceviche, el arroz con pollo, la papa a la huancaína, nos gustan los anticuchos, picarones y tomamos chicha morada, comemos con cuchillo y tenedor. Pero también comemos sashimi, tempura, soba, harusame, maki, sata andagui y usamos ohashi. Pero cuando hay una reunión, como en muchos hogares como el mío, un cumpleaños, una celebración, nuestra mesa se mezcla con arroz con pollo, sashimi, tempura. En cada uno de nuestros hogares nació la mezcla de la comida japonesa y la peruana, la fusión de dos culturas; en mi casa mi mamá preparaba ceviche con kiuri (pepino japonés), varios amigos que lo probaron les agradó y se preguntaban lo que era, lo cortaba muy pequeño, pero le daba lo crocante al ceviche, sin ser tan fuerte como la cebolla; el resto se preparaba igual. Nuestra recordada Rosita Yimura creó el pulpo al olivo, que es un pulpo con corte tipo sashimi, pero a la mayonesa le agregó aceituna. De esta forma, cuántos habrán improvisado y reemplazado algunos ingredientes peruanos por los de la comida japonesa. Por lo tanto SOY NIKKEI.
En casa, mis padres decidieron ser católicos, quizás en un principio para adecuarse a la sociedad peruana e integrarse, se bautizaron, se casaron por la iglesia y a cada uno de nosotros, sus hijos, nos bautizaron. Yo estudié en un colegio católico: Nuestra Señora de La Merced y no me arrepiento para nada, estoy orgulloso y sigo creyendo en Dios, mis hijos también son católicos. Pero en mi casa se lleva el butsudan, nosotros veneramos a nuestros muertos, esto no interfiere con el catolicismo, es aceptado por la Iglesia, quizás una de las costumbres okinawenses más importantes. Por lo tanto SOY NIKKEI.
Muchos de nosotros tenemos amigos, familiares, conocidos que pertenecen a nuestra colectividad, que destacan en muchos aspectos como en el deporte; cuántos han llegado a selecciones peruanas defendiendo los colores patrios: fútbol, vóley, karate, judo, infinidad de disciplinas; también en el arte, en la ciencia, cada uno en su especialidad, a donde van dicen con orgullo que son peruanos, por lo tanto SOY NIKKEI.
Desde que tengo uso de razón, en la calle, en el colegio, siempre me dijeron “chino”, a mi papá que tenía una bodega, le decían “el chino de la esquina”; yo le decía a mi mamá: ¿por qué? De niño uno no entiende que nosotros teníamos otros rasgos, me explicó ella. Lo entendí a medias, me decía que mis abuelos vinieron de un lugar muy lejano que era Japón, entonces somos japoneses, le decía; no, nosotros somos peruanos, me decía; entonces no te entiendo; pero me fui dando cuenta de que muchas palabras que usábamos y costumbres no eran iguales, pero me quedé con “oye, chino”. Siempre les respondía que yo era japonés, hasta que finalmente lo acepté como algo cotidiano. Yo nunca he estado en Japón, pero la gente cuenta que ellos son tratados como extranjeros, para ellos son peruanos, a pesar de tener los rasgos similares, incluso para todo el trato es diferente: al comprar, al trabajar, las condiciones también son diferentes; nos dicen gaijin; muchos regresan diciendo que uno se siente raro, porque aquí nos tratan como chinos y en Japón como extranjeros, es como si nosotros no fuéramos ni de aquí ni de allá. Es por eso que yo llego a la conclusión de que SOY NIKKEI.
* Este es un artículo que escribí para mi página de Facebook “De Todo Un Poco”, Roberto Oshiro, que fue adaptado al ser escrito antes del censo en el Perú.
© 2018 Roberto Oshiro Teruya
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