Hace dos años, conocí a un hombre mexicano-americano y este encuentro cambiaría mi vida para siempre. Éramos de dos mundos diferentes, pero aun así encontramos la intersección donde esos dos mundos se superponían, un lugar especial creado solo para nosotros. Y en ese lugar no éramos etiquetas. Él no era mexicano-estadounidense y yo no era japonés-estadounidense. Éramos más que eso. Éramos simplemente un potencial ilimitado.
Hace una semana, conocí a un hombre coreano-estadounidense y siento que mi vida cambia una vez más. Él tiene su propio mundo de experiencias, tanto estimulantes como dolorosas, y yo tengo el mío, tanto contemplativo como emocional. Y nuevamente, observo nuestras diferencias y acepto la superposición.
Veo estas superposiciones como espacios hermosos, de abundante comprensión y amor. Es allí donde el tiempo parece haberse detenido y donde somos más conscientes de que no estamos solos en este mundo. Entonces, ¿qué tiene esto que ver con ser nikkei? Creo que la respuesta es todo y nada.
Como nikkei nacida en Estados Unidos y creciendo en el Valle de San Gabriel del condado de Los Ángeles, estaba rodeada de diversidad. La población era predominantemente asiática y latina, y aunque ser nikkei no era tan común como ser chino-estadounidense o vietnamita-estadounidense, había una superposición entre estas culturas que se entendía como nuestra “asiáticoidad” compartida. Y era un espacio seguro para vincularse y existir como parte de un todo más grande.
Entonces, para mí, ser Nikkei ES esa superposición. Es el hermoso espacio donde entendemos nuestra cultura sin necesidad de explicaciones. Está empacando musubi para un largo viaje por carretera. Participa en el baile odori en el festival obon. Es comer bento en un picnic. Y es siempre ser humilde y corresponder con un gesto amable. Y donde hay comprensión, a menudo encontrarás amor. En tiempos de dificultades e injusticia, es este amor el que nos lleva a la acción. Nos conmueve y nos recuerda que estamos conectados.
Pero muchas veces, lo que vemos como superposición se extiende a lugares mucho más amplios de lo que podemos imaginar. Aquellos que creemos que no comprenden nuestras luchas pueden comprenderlas de una manera mucho más profunda de lo que jamás se había previsto. Es el solapamiento que existió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos internó a todos los nikkei, independientemente de su ciudadanía estadounidense, así como a los nacionales japoneses residentes en Estados Unidos. Es el hombre mexicano-estadounidense quien voluntariamente acompañó a los internados para mostrarles apoyo y solidaridad. Son los amigos quienes salvaron las casas para los internados cuando regresaron. Y para ser nikkei y estadounidense he aprendido a vivir en la superposición dentro y más allá de mi cultura, género, edad, educación y clase.
Así que sí, si bien mi superposición puede haber comenzado siendo nikkei, he encontrado abundante amor y belleza a través del equilibrio entre abrazarlos y permitir que se extiendan más allá.
*Para obtener más información (incluido un enlace a Kickstarter para el libro de Lora Nakamura, Bonsai Babes, que finalizará el 18 de octubre de 2013, visite la página de The Bonsai Babes . El libro cuenta la historia de una niña mexicoamericana y una niña japonesa americana que vienen a co -existir en un parque infantil de Los Ángeles.
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© 2013 Lora Nakamura
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