Es probable que la percusión sea el instrumento más antiguo en la civilización humana. En realidad es más antiguo que el lenguaje escrito. En la tierra de Yoruba en Nigeria, por ejemplo, se han usado los tambores en lugar del habla por miles de años. Dundun, o sea el tambor que habla, se podía escuchar hasta dos millas de distancia. Con un sistema de repetidor, los Yorubas tocaban los tambores como un medio de telecomunicación antes del invento de la tecnología moderna.
Taiko, o sea en japonés «el tambor grande», también tiene una larga historia. Junto con otros artefactos culturales, el taiko viajó muy probablemente desde el continente asiático con la migración humana. El taiko se ha encontrado en los sitios arqueológicos a partir de la época joumon (entre 10,000 y 300 años antes de Cristo). Los tambores excavados de barro y las figuras de arcilla que representan los tambores se tocaban en el Japón antiguo para ocasiones ceremoniales y religiosas. El uso del taiko como un instrumento espiritual seguía sobre el tiempo.
Generalmente los japoneses son pueblos agrícolas y han usado el taiko en las festividades y rituales para rezar, dar las gracias por una buena cosecha y también para evitar la mala suerte. Obon, el festival budista del verano, en particular fue una occasion muy importante para tocar el taiko. En la danza obon, o sea Bon odori, la gente bailaba, dando vueltas alrededor de una yagura (un estrado) donde un cantante, un percusionista de tambor y un músico con una flauta de bambú (llamada fue en japonés) tocaban música de fondo para los bailarines. Por tradición se permitía tocar el taiko solamente aquellos señalados en ocasiones especiales ocupando modelos específicos. Cada pueblo tenía sus propios modelos de ritmo que se cuidaban y se compartían por generaciones. Muchos pueblos japoneses todavía conservan estos modelos; algunos han sobrepasado los linderos de los pueblos y se volvieron muy conocidos por todo el país así como también a nivel internacional. Sin embargo, esto no sucedió hasta que terminó la segunda guerra mundial cuando la función social del taiko cambió en una manera notable.
A pesar de su larga historia como un instrumento de música, el taiko se vuelve un fenómeno después de la segunda guerra mundial. Se volvió música de interpretación cuando Daihachi Oguchi, un percucionista de tambor de jazz de la región de Nagano, puso uno al lado de varios tambores de diferentes tamaños y luego los tocó juntos. Osuwa Taiko, el conjunto de Oguchi, empezó a tocar taiko en 1951.
Años después, Seido Kobayashi, el ganador de la competencia Tokyo Obon Taiko, fundó el conjunto, O Edo Sukeroku Taiko. Los dos grupos – Osuwa Taiko y O Edo Sukeroku Taiko – se volvieron conjuntos profesionales de interpretación y también contribuyeron decisivamente a hacer del taiko una música popular de interpretación. Esto fue el inicio de la representación del taiko como interpretación en lugares no religiosos ni rituales, como por ejemplo se tocaba el taiko en las salas de conciertos, los centros comunitarios, las tiendas y también en los jardines de cerveza.
Ya existía el taiko en la América del Norte a principios del siglo XX dentro de la comunidad japonesa. En Hawaii y también en la costa del Oeste, los Isseis, o sea la primera generación de japoneses, organizaron Bon odori, volviéndose una de las formas de diversión comunitaria para los imigrantes – la mayoría de ellos venía de la clase obrera – recordando de esa forma a su patria. Obon y Oshogatsu (la fiesta del año nuevo) fueron los únicos descansos que la clase obrera podía disfrutar en Japón.
La vida fue difícil también para los Isseis de la clase obrera en los Estados Unidos. Bon odori dio a los Isseis no sólo entretenimiento sino la oportunidad de juntar y reforzar su sentido de corresponder a la comunidad étnica. Los documentos, las fotografías e incluso las películas antiguas hechas en casa proporcionaron evidencias que los japoneses-americanos celebraban Obon – incluyendo a los músicos de taiko, yagura, y bailarines – durante su encarcelamiento en los Estados Unidos en la segunda guerra mundial.
© 2006 Masumi Izumi