(Foto: Aviso comercial en el Diario La Prensa, 9 de Diciembre de 1924)
No se tiene certeza acerca de si aquellas empresas fueron la fuente de su fortuna, pero sí llegó a ser propietario de importantes extensiones de tierras en distintos lugares del Perú, las que posteriormente donó a diferentes organizaciones locales. Entre ellas, 2 162 hectáreas en Tingo María donadas al Club Juvenil Agrícola para el fomento de la agricultura y un terreno de más de 55 mil metros cuadrados en el actual distrito El Agustino de Lima para la Asociación de “canillitas” (repartidores de diarios) en 1954, con la finalidad de que allí se construyera una escuela misional católica.