Mi nombre es Laura, de origen latino y su significado es “éxito”. Lamentablemente no tengo nombre en japonés. Al contrario, muchos de mi generación no tienen nombre latino o “brasilero”.
En aquella época, algunos nikkeis tuvieron malas experiencias al tener nombre solamente en japonés ya que los compañeros de la escuela les hacían bromas, incluso, los maestros comentaban algo inadecuado.
Por otro lado, les decían que el portugués era “extraño” o “malo” y hasta había estudiantes que no querían concurrir a la escuela. Era un tipo de “ijime” o asedio escolar, tan frecuente entre los alumnos japoneses en la actualidad.
Comentaremos sobre este tema en otra ocasión y volvamos al tema de los nombres.
Shizuko, Masakazu, Shoichiro – hay muchos nombres japoneses son difíciles para el brasilero pronunciar. Fue entonces que se adoptó el uso de sobrenombre.
Mi madre nació en Brasil y mi abuelo le puso el nombre de “Mitsuno”. Como la escuela que concurría estaba en la colonia, no hubo problemas pero cuando iba al banco o a la repartición pública, pensaban que se trataba de un hombre porque el nombre termina en “o”.
Cuando mi madre era profesora de costura, tuvo un dilema: “Mitsuno” era difícil pronunciar para las alumnas y era mejor adoptar un nombre brasilero. Vivía una vecina que era profesora de la escuela primaria que se llamaba dona Luiza y mi madre adoptó ese nombre y desde aquel día, “Mitsuno” pasó a ser “Luiza” para los brasileros.
Mi madre formaba parte de una familia de 10 hijos. Todos nacidos en Brasil. Los 7 primeros tenían nombre solamente en japonés y los 3 últimos tenían registrados también nombres en brasilero. Pero esto no era el deseo de mi padre sino recomendación de un funcionario de la repartición pública.
Hay una historia sobre esta cuestión.
Un señor vino como inmigrante al país pero no hablaba portugués pese a que había vivido muchos años en el Brasil. Tuvo 7 hijos y cada hijo que nacía iba a registrarlos. Había una lista de nombres brasileros para nikkeis que él siempre consultaba.
Pero como en su casa usaba el nombre en japonés, no se acordaba del nombre en brasilero. Por eso, hay 2 hijas que tienen nombres muy parecidos: Iraci, la mayor y Araci, la quinta hija.
Por otro lado, existen brasileros que pusieron nombres en japonés a sus hijos, por ejemplo: Sayonara, Yuri, Hirohito.
Y tú, ¿tienes alguna historia sobre nombres?
© 2011 Laura Honda-Hasegawa