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La migración japonesa a Salta, Argentina - Parte 2

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Oficios

Los oficios ejercidos se pueden diferenciar entre los que se asentaron en las ciudades y quienes decidieron dirigirse al campo. En el caso de Salta, los trabajos que predominaron fueron los cafés, tintorerías, floricultura y el trabajo en fincas (en el interior de la provincia). En el caso de los cafés fue uno de los trabajos más destacados de los japoneses durante los años veinte. En Salta, se tiene registro, según las entrevistas, que hubo varios cafés en donde los dueños japoneses contrataban a sus connacionales como mozos. Entre los que se puede nombrar está el más conocido, “The Japan Bar”, de Minwa Higa, ubicado en esa época en Alberdi n° 90. El “Café Japonés”, de Kioshi Uchino; “Café Japón”, de Tokichi Maehashi, ubicado en Mitre 283 y, por último, “Café Japonés”, de Mori Ryoshiro y Tai Yohei1. Los más conocidos, y en donde se emplearon la mayoría de los migrantes que habían llegado a Salta, fueron el de Minwa Higa y Tokichi Maehashi.

Choko Yamada en el café "The Japan Bar" de Minwa Higa en Salta. Fuente: Foto de Shiro Sato. Album de la colectividad japonesa en la Argentina. 1935. Imprenta de Tsujimura Eizo.

Por otro lado, las tintorerías fueron uno de los trabajos que marcó a la colectividad japonesa en todas partes del mundo. Tuvo sus inicios en los años veinte, junto con los cafés, manteniendo su éxito hasta la década de 1980. Hasta la actualidad aún se mantienen muy pocas activas.

Un buen indicador del éxito que tuvieron las tintorerías se debe a que tanto la sociedad receptora y los recién llegados transitarían hacia el desarrollo de una clase media cuya formación recién se insinuaba (Leumonier, 2004). Esto respondió al fenómeno típico de la colectividad japonesa y constituyó la base de sus logros:

  • La contribución laboral familiar: era muy común que toda la familia se desempeñase en el mismo rubro, así ayudaban en los negocios tanto esposa como hijos. La contribución de los hijos era importante en el mantenimiento del negocio familiar (los cafés o las tintorerías), aunque los nisei comenzaron a acceder a carreras universitarias, gracias al esfuerzo de sus padres. Además, las circunstancias económicas y políticas de ese momento, junto con los derechos y contribuciones que debían darles a los empleados, era una dificultad para ellos, por lo que decidían que el círculo familiar se haga cargo del negocio. Ocurrió que muchos cafés cerrasen debido a que no podían mantener a los empleados.
  • El llamado a los connacionales: el yobiyose2 o “la migración por llamado”, se dio mayormente a partir de 1923, año del término de los contratos de migración, hasta 1936, cuando se expide un decreto que establece una cantidad límite de inmigrantes por nacionalidad. Este tipo de migración se dio cuando el migrante logra una mejor situación económica y llama a sus familiares y amigos para que vengan, dividiéndose en dos modalidades: el llamado de parientes y amigos, y el de matrimonio por retrato (shashin kekkon), en el cual los cónyuges solo se conocían a través de fotografías. Se puede nombrar el caso de Seizo Hoshi, quien hizo traer desde Japón a connacionales con la idea de crear un paraíso artificial, hablado en japonés, en la provincia de Mendoza.
  • Los préstamos de círculo cerrado: mejor conocido como el tanomoshi, consistía en un préstamo que se realizaban entre los mismos japoneses para poder establecer sus propios emprendimientos. Este sistema de ahorro grupal permitía financiar cada mes a un miembro de la colectividad y generaba más confianza entre ellos, sobre todo para algunos no podían acceder a créditos bancarios.
  • Una concepción cuasi mística del trabajo: los japoneses buscaban reunir capital para poder emprender sus negocios, lo que muestra cómo la cuestión del trabajo es algo más cultural para ellos. Gracias a todos estos esfuerzos, iban a poder seguir adelante y avanzar o, como deseaban, “escalar socialmente”, y esta fue la forma que la sociedad receptora los vio, como una comunidad trabajadora y eficaz.

En Salta instalaron tintorerías con el capital que habían podido reunir. Los primeros que abrieron sus negocios contrataban a otros, en donde le enseñaban el oficio y así estos adquirían experiencia y dinero hasta poder establecer su propio negocio. Entre estos casos se puede nombrar el de Tadashi Matsumoto, quien trabajó con los Hamasaki por un tiempo y luego se radicó en Orán e inauguró su tintorería, que se mantiene hasta la actualidad, pero es manejada por uno de sus hijos.

Luego, está el caso de Isamu y Mariko Hamasaki, sobrina de Suminori, quien ya contaba con una tintorería. Ellos trabajaron allí hasta que pudieron establecerse y abrir su propio negocio, que se encuentra actualmente en Balcarce 415, donde la manejan ella y su hijo. Por otro lado, aún se mantienen activas tintorerías como las de Suminori Hamasaki (Alvarado 956), Gensei Higa (Caseros 1725), Buhei Uchino (Acevedo 281) y Kana Ikehara (Rivadavia 962). Otras fueron cerrándose con el tiempo, por la cuestión de que nadie pudo seguir con el negocio familiar o no tenían capital para mantenerla, como sucedió con la de uno de los hijos de Saburo Onaga. En la actualidad, estas tintorerías ya son atendidas por los hijos o nietos de los migrantes.

En el caso de los que se asentaron en áreas rurales, como Salta, los migrantes fueron al interior de la provincia, pero no se conformaron colonias, como ocurrió en otras provincias como Buenos Aires o Misiones. En el caso de Salta, trabajaban como peones en fincas y cuando juntaban dinero se compraban un pedazo de tierra y comenzaban a cultivar sus alimentos. Así fue como se dedicaron a la floricultura. Entre ellos podemos nombrar a Shoji Sato, Zenshiro Heshiki (en Jujuy), Tadao Hisamatsu y Shigeki Maruyama, junto a su esposa Chiyo, quienes se dedicaron a la horticultura/floricultura y trabajaron en fincas de la provincia.

Fueron muy pocos los que estuvieron en un rubro distinto, como fue el caso de Hidehiko Iwai, que era peluquero; o Zenshiro Heshiki, que se dedicó a la carpintería en Salta. Sumado a eso, hay que destacar que algunos no solo realizaban una actividad, sino que iban experimentando y cambiando de trabajo, dependiendo de las necesidades económicas o de lo que podían conseguir. Se observa que durante cierto periodo de tiempo eran jardineros o trabajaban en fincas, luego, con el auge de los cafés, cambiaron de trabajo a mozos o instalaban tintorerías. Por ejemplo, se puede nombrar a Saburo Onaga, quien trabajó en una finca un tiempo y luego fue mozo en un café, o Eisuke Iwashita, que empezó trabajando en un frigorífico, fue jardinero en Tucumán y, finalmente, terminó de mozo y vendedor ambulante (vendía picolé o helados, según las entrevistas).

Para el momento en que el migrante ya se había instalado completamente en la provincia, van a comenzar a reunirse, primero en los cafés y luego comenzarán a buscar sus propios espacios de contención. En este proceso migratorio van a surgir las asociaciones japonesas, encargadas de aglomerar a los migrantes en países desconocidos y diferentes para ellos. Así surge en el año 1951 la Asociación Japonesa de Salta, ubicada en el macrocentro de la Ciudad de Salta, en la provincia de Salta.

Reunión de miembros de la Asociación Japonesa de Salta para la elección de la Comisión Directiva. Fuente: Archivo de la Asociación Japonesa de Salta.

La idea de la Asociación surgió en las reuniones de los paisanos en algunos cafés de migrantes o en la casa de sus compatriotas, donde realizaban algunas actividades recreativas, como jugar cartas, cantar karaoke, entre otras. Otra actividad era ir de picnic todos los primeros de mayo para poder disfrutar el aire libre y comidas. En este proceso surgió la necesidad de tener un lugar para poder reunirse y compartir entre sus pares. El objetivo principal de esta institución era y continúa siendo:

“Estrechar vínculos entre los asociados para el progreso y prosperidad de la institución. El establecimiento no tomará parte de ningún movimiento político, religioso o social. Además de vincularse con otras asociaciones de la misma índole para intercambiar conocimiento acerca de la civilización japonesa, costumbres, artes, música, etc.”. (Libro de actas de la Asociación, sección del reglamento).

Comenzó siendo un espacio en donde compartían prácticas, recordaban viejos tiempos (algunos provenían de los mismos pueblos), transmitir sus costumbres y funcionó como lugar de contención y recreación para los japoneses y sus familias durante muchos años. Las asociaciones, aparte de ser espacios para la recreación de la identidad, en este caso étnica y cultural, también fueron espacios donde se negocian y articulan los sentidos de las identidades en un contexto migratorio y de ayuda mutua entre los migrantes (Montesinos y Rodrigo, 2011).

La Asociación Japonesa y Centro Nikkei de Salta jugaron un papel importante dentro de las familias niponas salteñas, siendo un lugar de encuentro, de amistad y de refugio para los migrantes, así como un espacio para compartir, aprender y socializar de parte de los descendientes. Actualmente, a pesar de que sigue funcionando, esta ha perdido su papel central dentro de la comunidad. La poca participación de los descendientes llevó a que la institución abriera sus puertas para que jóvenes o adultos que no tengan ascendencia japonesa compartan con sus pares el gusto por la cultura japonesa y Japón, como una forma para que la asociación no desaparezca.

Analizando todo lo anterior, se puede decir que en Salta existieron ciertos procesos que ocurrieron a nivel nacional y que se repitieron en la provincia, como las razones de la migración, los oficios a los que se dedicaron, lugares de procedencia y las características de la migración a Argentina (de carácter indirecta y espontánea). Así también la no conformación de barrios japoneses, como en otros países como Brasil o Perú, en donde la migración fue de índole mucho mayor. Esto también se debe a que las circunstancias en Argentina no obligaban a los japoneses a aglomerarse en barrios debido a la discriminación, como sucedía en países como Estados Unidos o Brasil.

Por otro lado, hay procesos que hacen la diferencia con respecto a otras provincias, como fueron la no conformación de colonias agrícolas de japoneses, vinculado al bajo flujo de migrantes que llegaron a Salta, en comparación de las grandes urbes como Buenos Aires. Además, no ocurrió, como se nombró antes, el fenómeno de las agencias de citas para los jóvenes solteros. Por último, el bajo número de migrantes que llegaron posterior a la Segunda Guerra Mundial, en comparación de otras provincias donde la migración nunca tuvo un quiebre y seguía manteniendo un número alto de entrada de japoneses. Todas estas características causaron que la comunidad japonesa salteña fuese pequeña y se dispersara con los años, quedando como recuerdo de esos días la asociación.

Notas:

1. De este último solo se pudo conocer el nombre y los dueños gracias al libro del Inmigrante Japonés en Argentina, ya que al entrevistar a los descendientes no recuerdan que haya existido ese café.

2. 呼び寄せ(yobiyose): la migración por llamado. (呼[よ]び: yobi que significa llamar, requerir; y 寄[よ]せる: yoseru que significa aproximarse, juntar, colaborar).

 

Bibliografía

Federación de Asociaciones Nikkei en Argentina (FANA) (2004). Historia del Inmigrante japonés en la Argentina, Tomo I. Periodo de Preguerra. Comité de Investigación y redacción de la Historia del Inmigrante japonés en la Argentina. Bs. As.

Federación de Asociaciones Nikkei en la Argentina (FANA) (2005). Historia del Inmigrante Japonés en la Argentina. Tomo II. Periodo de posguerra. Comité de Investigación y redacción de la Historia del inmigrante japonés en la Argentina. Bs. As.

Gómez, S. & Onaha, C. (2008). “Asociaciones Voluntarias e identidad étnica de inmigrantes japoneses y sus descendientes en Argentina”, Revista Migraciones, número 23. Madrid.

Ichikawa, S. (2004). La evolución histórica y actual de Okinawa vista por Oshiro Tatsuhiro. XI Congreso Internacional de ALADAA.

Labarthe, M. G. (1982). “La colectividad japonesa en Salta y Jujuy: un estudio antropológico sobre su integración al medio”. (Tesis de licenciatura de la carrera de Antropología). Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta, Argentina.

Laumonier, I. J. (2004). “Cafés, tintorerías y tango”. En Cuando Oriente llega a América. Contribuciones de inmigrantes chinos, japoneses y coreanos, pp. 161-178. Banco Interamericano de Desarrollo, Washington DC.

Matsuyama, L. S. (2010). “Experiencias nikkeis de Frontera cultural: inmigrantes argentinos y peruanos de ascendencia japonesa en Okinawa, Japón”, en Naguare, n° 24. ISSN 0120-3045, pp. 157 - 193, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

Montesinos, E. G. & Rodrigo, M. A. (2001). “Asociacionismo inmigrante y renegociación de las identificaciones culturales en política y sociedad”, Vol. 48, N° 1: 9-25.

Onaha, C. (2002). “Inmigrantes japoneses y sus descendientes en la provincia de Buenos Aires” en ¿Dónde están los inmigrantes? Mapeo sociocultural de grupos de inmigrantes y sus descendientes en la provincia de Bs As. Ediciones al Margen, La Plata.

Onaha, C. (2011). Historia de la migración japonesa en Argentina. Diasporización y trasnacionalismo.

 

© 2022 Sofia Garzon

Acerca del Autor

Sofía Desiré Garzón, nacida en Salta - Argentina, es Licenciada en Antropología en la Universidad Nacional de Salta, realizó su tesis de licenciatura sobre la migración japonesa en Salta y los procesos Identitarios de los nikkei en la provincia. Además, Colaboradora y socia adherente de la Asociación Japonesa y Centro Nikkei de Salta.

Última actualización en agosto de 2022

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