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En memoria de Amelia Morimoto

Amelia Morimoto (Foto cortesia da família Morimoto)

Diciembre 2022. En el año que está por terminar nos ha dejado una científica social que ha hecho importantes aportes, se trata de Amelia Morimoto, investigadora dedicada por mucho tiempo al estudio de la inmigración japonesa al Perú. Sus aportes han sido significativos desde la perspectiva de la historia y de la contribución de los diversos grupos de inmigrantes que han confluido en la forja del Perú actual.

La conocí el ya lejano 1983, cuando coincidimos en el Primer Seminario de Poblaciones Inmigrantes, organizado por Tito Rodríguez, un verdadero animador de estos estudios sobre el tema, que nos convocaba y animaba a estudiar. Las contribuciones de Amelia han sido valiosas: su currículum es vasto y han sido numerosas las obras que ha escrito, como resultado de investigaciones minuciosas y prolijas. Su primer estudio: Los inmigrantes japoneses en Perú (1979) marcó el inicio de sus preocupaciones y abrió un camino seguido posteriormente por otros. En tal sentido, ha sido una “pionera”, pues estuvo entre los primeros en dar una versión científica de hechos que hasta entonces eran solo objeto de crónicas. En esa tarea coincidió con la recordada Mary Fukumoto, quien hizo una hermosa tesis sobre las relaciones interétnicas en la Quinta Heren, un microcosmos de encuentros étnicos de la Lima de inicios del siglo XX.

Tras su primer trabajo, Amelia realizó estudios sobre aspectos demográficos y acerca de las ocupaciones de los inmigrantes de origen japonés (1987); obra que mereció una edición en Japón: Peru no Nihonjin Imin (Tokio 1992). También abordó la sistematización de fuentes documentales y un balance de las investigaciones; obra que es de consulta obligatoria para los interesados. Junto a José Watanabe (un común amigo, que también nos dejó) escribió en 1999: La memoria del ojo. 100 años de presencia japonesa en el Perú, obra publicada por el Fondo Editorial del Congreso de la República. Su último trabajo ha versado sobre Los empresarios nikkei, escrito junto a Raúl Arakaki (2004), aparecido en el valioso volumen Cuando oriente llegó a América, producto de un ambicioso esfuerzo editorial, que ella dirigió y que reúne estudios hechos en varios países latinoamericanos. Ese proyecto trataba también de la inmigración china y coreana.

Además de investigaciones, Amelia Morimoto participó y animó diversas iniciativas, como el Museo de la Inmigración Japonesa, el único museo de un grupo inmigrante en el país durante el período republicano. Ese hecho es destacable, pues es un aporte para la conservación de la memoria colectiva de un grupo inmigrante y de una parte de la historia peruana. Ha sido también animadora de una importante revista electrónica: “Descubra a los Nikkei”, en la cual me acogió con mucha generosidad.

Un recuento completo de la obra de Amelia Morimoto escapa de este breve artículo. Lo que me parece importante destacar es que, más allá de la cantidad de sus estudios, cabe mencionar la calidad y la calidez con la cual llevó a cabo su obra, que trascendía el marco académico. Se distinguía por su actitud de colaboración con otros investigadores y de enmarcar sus estudios como un esfuerzo por conocer mejor la sociedad en la que vivimos. Algo destacable en ella es que incluía a otros en los trabajos que llevaba a cabo y era proclive a la coautoría, algo poco frecuente en nuestro medio: tuvo como coautores a Eduardo Tokeshi, José Watanabe y Raúl Arakaki, entre otros. Sabía trabajar en equipo. Cabe destacar también el hecho que, ya en su madurez, emprendió estudios de posgrado y doctorado, con el afán de perfeccionarse y adquirir más conocimientos. Quisiera decir también que Amelia era portadora de un estilo que además de agudeza analítica, estaba acompañado de elegancia y serenidad, típica de la cultura nipona, de la cual ella era portadora y heredera, cosa que, en alguna ocasión, me animé a reconocerle.

Otro rasgo que quisiera destacar es la apertura mental y de temática que Amelia tenía frente al estudio de otras experiencias migratorias. En nuestras conversaciones hacíamos paralelos con la experiencia de la inmigración japonesa, china y europea. Tuvimos sesiones de análisis y de compartir documentos, como los escritos de Antonello Gerbi, el historiador italiano que, cuando residió en Perú, en la década de 1940, escribió varios ensayos sobre los japoneses en Perú; escritos poco difundidos y algunos inéditos, que juntamente pudimos rescatar. Cuando fue convocada, por ejemplo, acudió diligentemente a reuniones de encuentro con investigadores italianos llegados a Lima para tratar el fenómeno de las nuevas migraciones hacia Europa. Con Amelia compartíamos la perspectiva de estudiar las poblaciones inmigrantes como parte del esfuerzo de estudiar y comprender el Perú. La suya era una especialización temática que no se agotaba en sí misma, sino estaba abierta a otros horizontes. Creo que ese es el mensaje que nos deja y que quisiera destacar.

Amelia se fue en silencio, con la discreción que le era típica. Hace unos meses recibí la llamada telefónica de su hermana informándome de su fallecimiento. En ese momento comprendí por qué no respondía mis últimas llamadas, pues estaba enferma. Antes de irse pidió a sus familiares que me llamaran para darme la noticia. Ese detalle es expresión de su gentileza y amabilidad; un saludo respetuoso al momento de irse. Fue un saludo que valoré mucho y me conmovió. Adiós, Amelia, has dejado huella en el Perú. Perdimos una excelente historiadora. Además, yo perdí una amiga. Te recordaremos.

 

 

Em memória de Amelia Morimoto

 

Dezembro de 2022. No ano que está terminando, uma cientista social, que deu importantes contribuições, nos deixou, trata-se de Amelia Morimoto, uma pesquisadora que se dedicou por muito tempo ao estudo da imigração japonesa no Peru. Suas contribuições foram significativas desde a perspectiva da história e da contribuição dos diversos grupos de imigrantes que convergiram na formação do Peru atual.

Eu a conheci ainda em 1983, quando nos encontramos no Primeiro Seminário de Populações Imigrantes, organizado por Tito Rodríguez, um verdadeiro promotor destes estudos sobre o tema, que nos convocava e incentivava a estudar. As contribuições de Amelia foram valiosas: seu currículo é vasto e as obras que escreveu foram numerosas, resultado de pesquisas minuciosas e detalhadas. Seu primeiro estudo: Los inmigrantes japoneses en Perú (1979) marcou o início de suas preocupações e abriu um caminho seguido posteriormente por outros. Nesse sentido, foi “pioneira”, pois esteve entre os primeiros a dar uma versão científica de acontecimentos que até então eram apenas objeto de crônicas. Nessa tarefa coincidiu com a célebre Mary Fukumoto, que escreveu uma bela tese sobre as relações inter étnicas em Quinta Heren, um microcosmo de encontros étnicos em Lima do início do século XX.

Após o primeiro emprego, Amelia realizou estudos sobre aspectos demográficos e sobre as ocupações dos imigrantes de origem japonesa (1987); obra que mereceu uma edição no Japão: Peru no Nihonjin Imin (Tóquio 1992). Abordou também a sistematização das fontes documentais e um balanço das investigações; trabalho que é de consulta obrigatória para os interessados. Junto com José Watanabe (um amigo comum, que também nos deixou) escreveu em 1999: La memoria del ojo. 100 años de presencia japonesa en el Perú, obra publicada pelo Fundo Editorial do Congresso da República. Seu último trabalho tem sido sobre os empresários nikkeis, escrito em parceria com Raúl Arakaki (2004), que apareceu no valioso volume Cuando oriente llegó a América, fruto de um ambicioso esforço editorial, que ela dirigiu e que reúne estudos realizados em vários países latino-americanos. Esse projeto também tratou da imigração chinesa e coreana.

Além da pesquisa, Amelia Morimoto participou e incentivou diversas iniciativas, como o Museu da Imigração Japonesa, o único museu de um grupo de imigrantes no país durante o período republicano. Este fato é notável, pois é uma contribuição para a conservação da memória coletiva de um grupo de imigrantes e de uma parte da história peruana. Ela também já foi incentivadora de uma importante revista eletrônica: “Descubra a los Nikkei”, na qual me recebeu com muita generosidade.

Um relato completo da obra de Amelia Morimoto foge deste pequeno artigo. O que acho importante destacar é que, além da quantidade de seus estudos, vale destacar a qualidade e o calor com que desenvolveu seu trabalho, que transcendeu o âmbito acadêmico. Distinguiu-se por sua atitude de colaboração com outros pesquisadores e de enquadrar os seus estudos como um esforço para melhor compreender a sociedade em que vivemos. Algo notável é que incluía outros no trabalho que realizava e era propensa a coautorias, algo raro em nosso meio: teve como coautores Eduardo Tokeshi, José Watanabe e Raúl Arakaki, entre outros. Sabia trabalhar em equipe. Vale destacar também o fato de que, já na maturidade, fez pós-graduação e doutorado, com o desejo de se aprimorar e adquirir mais conhecimentos. Gostaria ainda de dizer que Amelia foi portadora de um estilo que, para além da acuidade analítica, se fez acompanhar da elegância e da serenidade, próprias da cultura japonesa, da qual era portadora e herdeira, algo que, em alguma ocasião, ousei reconhecer.

Outra característica que gostaria de destacar é a abertura mental e de temática que Amelia tinha no estudo de outras experiências migratórias. Em nossas conversas traçamos paralelos com a experiência da imigração japonesa, chinesa e europeia. Tivemos sessões de análise e compartilhamento de documentos, como os escritos de Antonello Gerbi, o historiador italiano que, quando morou no Peru na década de 1940, escreveu diversos ensaios sobre os japoneses no Peru; escritos pouco conhecidos e alguns inéditos, que juntas conseguimos resgatar. Quando convocada, por exemplo, comparecia com afinco às reuniões com pesquisadores italianos vindos a Lima para discutir o fenômeno das novas migrações para a Europa. Com Amelia, compartilhamos a perspectiva de estudar as populações imigrantes como parte do esforço de estudar e compreender o Peru. A sua especialização temática não se esgotava em si mesma, mas abria-se a outros horizontes. Acho que é essa a mensagem que nos deixa e que gostaria de destacar.

Amelia partiu em silêncio, com a típica discrição. Há alguns meses recebi um telefonema de sua irmã informando-me de seu falecimento. Naquele momento entendi por que ela não atendia minhas últimas ligações, porque estava doente. Antes de partir, pediu aos parentes que me ligassem para dar a notícia. Este detalhe é uma expressão de sua gentileza e amabilidade; uma saudação respeitosa ao partir. Foi uma saudação que apreciei muito e me emocionou. Adeus, Amélia, você deixou sua marca no Peru. Perdemos uma excelente historiadora. Além disso, perdi uma amiga. Nós nos lembraremos de você.

© 2023 Giovanni Bonfiglio

Amelia Morimoto Peru pesquisa
About the Author

Giovanni Bonfiglio é sociólogo e pesquisador, especialista em imigração europeia e italiana no Peru e autor dos livros: Italianos na Sociedade Peruana. Uma visão histórica. Lima, 1993; A presença europeia no Peru. Fundo Editorial do Congresso. Lima, 2001; O baú da memória (co-publicado com Federico Croci). Fundo Editorial do Congresso. Lima, 2002; Antonio Raimondi, a mensagem atual. Universidade de Lima, 2004; O Peru não é um mendigo, nem está sentado num banco de ouro. Ministério da Educação, Promolibro. Lima, 2006.

Última atualização em dezembro de 2009

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