A lo largo de cinco décadas, el oficio de tintorero en nuestro país fue casi una exlusividad de la comunidad japonesa. Los pioneros fueron los españoles, pero los japoneses les sacaron rápida ventaja, con laboriosidad y esmero, detalles que llevaron al nivel de carácter distintivo.
A tal punto se impusieron que terminó por ser lo mismo decir "voy a la tintorería" y "voy a lo del japonés". Fue así hasta cerca de la década del 60.
Por entonces (en los 60), había 2000 tintorerías explotadas por ciudadanos nip…