Noriko, la abuela de Camila, aún sigue diciendo “mis papás estarían muy felices” cuando su nieta le muestra avances de su película. Camila se pregunta si ella ignora que el filme está inspirado principalmente en su vida o solamente no lo expresa por no querer robarse el protagonismo.
Las distintas experiencias de la comunidad nikkei en el mundo pueden hacer que el arte que surja de estas resulte al mismo tiempo personal y reconocible por otras personas que comparten la misma historia. En “Okaeri: la espía del sol naciente”, película en desarrollo de Camila Murayama Tagami, se busca retratar lo vivido por los inmigrantes japoneses y sus hijos en Perú durante la Segunda Guerra Mundial, pero para la directora hay un aspecto familiar que es aún más importante.
“Okaeri: la espía del sol naciente” es una película en desarrollo que tiene como protagonista a Nozomi, una niña nisei enfrentada a la situación de deportación de inmigrantes japoneses a Perú. La relación entre el padre desaparecido y la hija es un eje central en el filme, el cual guarda cierta inspiración con las preocupaciones y situaciones vividas por la abuela de la guionista y directora durante su niñez. Sin embargo, no es una biopic.
El nombre “Okaeri” hace referencia a la frase en japonés okaerinasai, un saludo que se le da a alguien que regresa a casa. Esta necesidad de la vuelta a casa de un padre desaparecido es el motivo de preocupación principal de Nozomi, la protagonista.

De la familia…
Al haberse quedado atrapadas en un viaje a Estados Unidos debido a la pandemia, Camila y su abuela encontraron la oportunidad para pasar tiempo juntas y conversar. Estando en el país al que deportaron muchos inmigrantes japoneses de Perú es que Murayama se enteró, por primera vez, de lo que había sufrido su familia durante aquella época. Se preguntaba por qué nunca le habían enseñado eso en el colegio.
Las figuras familiares nikkei cambian en las generaciones. El padre de la protagonista de “Okaeri…” es un hombre japonés que no se permite mostrar debilidad, típico de la época retratada en el proyecto. Sin embargo, Camila le añade una personalidad juguetona con su hija, que considera que todos los padres nikkei actuales deben tener. En su guion adapta también una anécdota que ella tuvo con su papá, en la que él le sorprendió haciéndole pensar que su muñeco había defecado. El humor que encuentra Murayama en su familia, y también de las inspiraciones cinematográficas como Yasujiro Ozu, le dan el tono que busca su obra.
Las mujeres de la vida familiar de la directora inspiran los personajes femeninos del proyecto. Camila veía la devoción en el trabajo de su madre y su abuela, lo cual inspira al personaje de la madre de la protagonista. Noriko está representada en Nozomi, una niña sin pelos en la lengua, que enfrenta sus temores en el contexto de la guerra.
…y de la comunidad

El kimochi, o “sentimiento de cariño”, es esencial para el proyecto, y eso implica también que otros nikkei se involucren artísticamente con el proyecto, pues ya tienen un sentimiento de pertenencia con la temática. “Es importante saber que ellos sienten que también es la historia de su familia, de sus abuelos”, explica Camila. Las propuestas artísticas, gracias a eso, van cargadas de un bagaje cultural, familiar y personal que enriquecen el desarrollo.
“La generación que vivió eso poco a poco se está yendo, y con ellos su historia si no la contamos”, comenta la cineasta. Gracias al apoyo del Museo de la Inmigración Japonesa al Perú “Carlos Chiyoteru Hiraoka”, ella pudo conocer historias personales de nisei peruanas. Se rescataron algunas de estas anécdotas en el filme, pues, en palabras de la directora, “es importante que nosotros contemos la historia”.
La comunidad nikkei también involucra, en el caso del contexto de Camila, el lado peruano. Considerando la temática del proyecto, si se toma una postura de “ellos contra nosotros” se puede alienar a la población y crear aún más conflicto discriminatorio, de lo cual es consciente la cineasta. “No quería que los peruanos no nikkei se vean como villanos caricaturizados”, explica.
Camila también entiende que ese discurso de “ellos contra nosotros” que generaciones anteriores de nikkei peruanos pueden mantener es uno que surge del trauma vivido en la época que el guion abarca. Es importante para ella empatizar con este sentimiento y al mismo tiempo resaltar la importancia de la convivencia armónica en sociedad. “Todos hacemos caca”, dice con humor, haciendo referencia al libro de Tarō Gomi.
Hasta el momento, el proyecto de Camila Murayama ha ganado el Concurso Nacional de Desarrollo de Proyectos de Largometraje organizado por la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios en 2023. Actualmente sigue formando alianzas estratégicas para facilitar el desarrollo completo del filme. Aún falta tiempo para que se pueda realizar completamente. No hay duda de que la espera valdrá la pena para nuestra comunidad, cuya representación en el cine será un gran hito.

© 2024 Hiro Ramos Nako