Hay una frase hecha que dice que “la función debe continuar” y a esa frase parece responder el quehacer artístico de Yuriko Tanaka, una artista circense nikkei que, ante adversidades como la pandemia, y su propia exigencia de experimentar otros lenguajes, ha tenido una etapa muy productiva pese al cierre de teatros y otras salas o escenarios en el Perú.
En 2019, el espectáculo escénico Ojalá, dirigido y escrito por ella, había ganado el XIV Festival de Teatro Peruano Norteamericano 20191. Era su primera incursión en la dirección teatral y se presentó en el Auditorio del Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA), a inicios de año, además de ser parte de la programación cultural de los Juegos Parapanamericanos Lima 2019.
Para fin de año se organizó una función profondos en el Centro Cultural Cine Olaya, con el objetivo de complementar los costos de la participación del elenco de Ojalá en México, donde sería parte de la cuarta edición del Festival Internacional Escenarios Suspendidos, organizado por la compañía independiente Tránsito Cinco Artes Escénicas, y de otros eventos en Guadalajara.
“Las cuatro funciones de Ojalá en el ICPNA fueron a lleno total, en diciembre viajamos a México e hicimos una gira, gracias a que nuestro proyecto fue uno de los ganadores de los Estímulos Económicos para las Artes Escénicas 2019, que entregó el Ministerio de Cultura”. Estuvieron en el Foro Periplo, de desarrollo y cultura, en la ciudad de Tulum, donde se presentaron en la ecoaldea Balam Beh, y volvieron a Lima con la maleta cargada de proyectos que se frenaron por la pandemia.
Movimientos detenidos
En su primer año estudiando en La Tarumba, Yuriko se fracturó el antebrazo (radio y cúbito) pero eso no la amilanó. A mediados del año pasado, una fractura de tibia y peroné, justo antes del viaje, no impidió que saliera de gira. Sin embargo, la crisis por el coronavirus ha postergado su regreso a los escenarios debido al cierre de los teatros como medida preventiva. Ha sido una época particularmente difícil para los artistas escénicos que han debido reinventarse.
Yuriko estudió diseño gráfico y publicidad y en los primeros meses del aislamiento en Perú se dedicó a esta especialidad, colaborando con La Casa Flexible, un espacio en el que se realizan ejercicios para incrementar la autoconciencia corporal a través de la flexibilidad y los pilates, que dirige Gaby Olivera. “Primero fueron los diseños y luego Gaby me propuso dar algunas clases. Yo venía de una fractura y comencé a recuperarme, reconectarme y activarme anímicamente. Desde la Casa Flexible tenemos esas ganas de reconectar con el cuerpo y la mente”.
Estas clases fueron algo nuevo para Yuriko, quien antes había enseñado a niños en La Tarumba y que ahora se encontraba con alumnos de todas las edades, los cuales se debían conectar por videocámara para las lecciones, que van desde la enseñanza básica, para mejorar la postura y fortalecer el cuerpo, al nivel avanzado en donde participan personas con experiencia en contorsión. “Tenemos alumnos en clases particulares de hasta setenta años”, cuenta Yuriko.
Artistas flexibles
La experiencia en La Casa Flexible, dirigido a personas que trabajan muchas horas en casa frente a una computadora y que tienen mucha tensión acumulada, ha sido una forma de explorar su propia limitación de trabajar donde más le gusta: sobre un escenario. “El rubro ha sido muy golpeado para artistas y bailarines, además de alumnos que estaban en procesos de formación”, dice Yuriko”.
Ante la imposibilidad de ensayar, Tanaka decidió centrarse en la escritura. A mediados de año “Back in Bach” cambió al lenguaje audiovisual y ella participó en la elaboración del guion y de algunas escenas en la que participaron Franklin Chávez y Daniel Galindo, combinando el teatro gestual, los títeres corporales y la música en vivo de Johann Sebastian Bach, interpretada en guitarra. Además, dos monólogos que escribió y que iban a ser montados este año tuvieron que cambiar de formato.
En tiempos de pandemia y reinvención, Yuriko no podía dejar de ser menos flexible y el primero, que realizó con Gaby Olivera, se llama “Musa paradisiaca”. El segundo se titula “15 de marzo, año 2033”, y ha sido ideado con Frank García. Ambos verán la luz a través de la Municipalidad de Lima en formato de video, como parte de su programa “Cultura desde Casa”. “Me estoy enfocando en la dramaturgia”, comenta Yuriko quien, acostumbrada a expresarse con el cuerpo, ahora también lo hace con palabras.
Derecho y protesta
No es fácil ser artista en el Perú y menos en el mundo escénico. Se escribe, se actúa, se produce y se gestiona todo en un solo paquete. “Para los independientes es más complejo, no hay espacios y los protocolos para abrir salas con menos capacidad no consideran la inversión que hay en equipos. Pero ahí está la luz de producir desde otros medios, lo audiovisual, por ahí está el camino de seguir creando”.
Entre la producción de obras digitales y la posibilidad de regresar a los escenarios surgió otro espacio público como medio para ejercer el derecho de protesta: las marchas por la instauración de un gobierno ilegítimo que desató el repudio de la mayor parte de la población que salió a manifestarse a las calles. Entre ellos, un colectivo que siempre estuvo presente fue el de los artistas.
“El circo es cultura, el Congreso una basura” fue uno de los lemas que levantó el gremio escénico circense ante las usuales comparaciones de los payasos con los políticos vergonzosos. Si desde su origen el arte escénico fue un medio libre para cuestionar los modelos sociales, este año devolvió a muchos artistas a la calle. “Es una forma de retomar el espacio público, el circo es muy de calle y la calle te pide otra manera de hablarle”.
En tiempos de crisis y de cambios, el arte en el Perú busca volver a los espacios abiertos (plazas, parques, calles) con modelos que ya han tenido éxito en otros países. “Hay una preocupación de los artistas en general por las políticas de gestión a nivel del gobierno. Hay que estar más involucrados, preparados y organizados”, dice Yuriko Tanaka, recordando que hay una marcha próxima y muchos derechos no atendidos que requieren una voz, y otros lenguajes, que les ayuden a ser escuchados.
Nota:
1. “OJALÁ - XIV Festival de teatro peruano noreaericano,” Agenda Cultural en Lima.
© 2021 Javier García Wong-Kit