Descubra a los Nikkei

https://www.discovernikkei.org/es/journal/2019/9/23/7803/

Algunas circunstancias de ser nikkei en el Perú

Foto de un acontecimiento familiar, mis padres, abuelos, tios y demás familiares. 

Se les llama “nikkeis” al emigrante de origen Japonés y a su descendencia. En mi caso, mi ojí (abuelo) y obá (abuela) de parte de mamá y papá, vinieron del Japón, sus hijos (mis padres), sus nietos (nosotros) y los demás descendientes, somos nikkeis.

La historia es común para todos nosotros, nuestros abuelos vinieron al Perú buscando un futuro mejor, como todo inmigrante. Ellos tuvieron una vida dura, con mucho trabajo, siendo discriminados, abusados, robados, por el hecho de ser inmigrantes, por ser japoneses, por ser nikkeis. Poco a poco esta historia cambió. Su trabajo duro, sus valores hicieron que se ganaran el aprecio y fueran vistos como ejemplo por muchos, aunque para algunos no tanto. Los ojís y las obás, vinieron con la idea de juntar okane (dinero) y regresar a su país.

Por las circunstancias que se presentaron, no se pudo lograr lo esperado y la estadía se fue alargando cada vez más. Inicialmente eran una comunidad completamente cerrada (idea de los abuelos), a pesar de que muchos ya habían perdido la esperanza del regreso. Es en la segunda generación (nisei), donde un pequeño grupo tiene en mente la integración a la sociedad que los acogió, ellos eran peruanos, se sentían así, sin perder su identidad, teniendo en cuenta de dónde venían sus raíces. Esto no fue muy bien visto por los isseis (primera generación), empezaron a participar en varios campos fuera de nuestra comunidad, ganando terreno, notoriedad, auspiciado por la admiración que se tenía a sus padres, abriéndose camino. Formación de profesionales que destacaban, al principio en la empresa privada, luego en entidades estatales, también deportes, llegando a representar al país.

En el año 1990, un nikkei se atrevía a algo mucho más grande, ser el presidente del Perú, este era Alberto Fujimori. Esta situación polarizó a nuestro país. Parece mentira, este apellido hasta el día de hoy lo sigue haciendo. Aprovechando a la estima que se les tenía a los miembros de nuestra colectividad, por ser siempre puesto de ejemplo por los valores con que hemos sido criado: honestidad, respeto, honradez, sinceridad, laboriosidad, orden, perseverancia, emprendimiento; cualidades que la gente nos ve. Según mi parecer, la primera reacción de nuestra comunidad, fue el “no apoyo” al candidato nikkei, empezaron a sonar en nuestros oídos lo que decían los abuelos ante su negativa de integración, porque finalmente seríamos perjudicados, regresarían las voces de racismo, marginación que ellos vivieron, porque fue así, se vivió una campaña en la que los insultos venían de un lado a otro, muchos de ellos haciéndonos sentir extranjeros en nuestro país.

Recuerdo mucho esa campaña,a pesar de estar en un lugar muy populoso como el Mercado Central de Lima y de que el “Chinito” era el candidato del pueblo, mientras el otro era el de los ricos; a pesar de todo eso, recuerdo que era un suplicio estar en la tienda, soportar a personas que pasaban por la tienda y que al vernos que éramos “japoneses”, levantaban la voz para ser escuchados, diciendo cosas como: “por qué no se van a su país”; “vienen a quitar la comida a los peruanos”; “quieren poner un presidente japonés para que seamos su colonia”; “quieren poner un emperador japonés”; tantas frases ofensivas.

En ese tiempo yo todavía estaba soltero y esperaba la hora de cerrar para cambiar de aires, recuerdo salir con mis amigos y ver que en otros distritos también los más chicos eran correteados por la calle por el solo hecho de ser “jalados”, incluso había una heladería de Miraflores en la que muchas veces se negaban a atender a los “chinitos”, claro que era a los más chicos, ellos no se defendían y salían aterrorizados; otra anécdota fue que un amigo fue a comprar, pagó y se llevó a casa lo que había comprado, luego se dio con la sorpresa de que no estaba completo; así como esos hubo muchos comentarios, justo a los nikkeis en su pedido o se equivocaban o faltaba algo, esto ocurría en el otro lado de la ciudad, la zona de los más pudientes. Finalmente se dio, tuvimos el primer presidente nikkei y muchos se fueron como dekasegui en ese periodo, además de la gravísima crisis económica que teníamos, el paquetazo (llamado así al conjunto de medidas que sinceraban todos los precios con una gran alza), la falta de trabajo.

Todo siguió su curso, ganó el “chino”, como todos le decían, en la segunda vuelta, sin mayoría en el Congreso, con muchas dificultades para hacer leyes en el parlamento, pero con un crecimiento en la aprobación popular, de propios y extraños. Nuestra comunidad nikkei empezó a apoyar, seguro que muchos votaron por él, luego, en la reelección. También hay que reconocer que tuvo muchos avances en todos los planos, pero la pregunta es: ¿a qué precio? Debemos ser honestos en esta respuesta.

Para los nikkeis en el Perú, el sentimiento hacia nosotros ha ido del odio al amor y ha vuelto a regresar, esto pareciera como una montaña rusa en cuanto a la estimación, llevarnos hasta las nubes y regresarnos hasta el suelo.

Han pasado tantas cosas en la política, se han visto involucrados muchos ex presidentes de distintas agrupaciones políticas, en esto también los nikkeis, de tal forma que Keiko Fujimori, hija del ex presidente, a pesar de no haber llegado a ningún cargo en el Estado, también está acusada, como todos los ex presidentes, alcaldes y funcionarios. Pero no podemos cegarnos, la aplicación de la justicia no es por igual, porque hay muchos que deberían tener prisión preventiva y no la tienen. Ella está acusada por lavado de activos, junto a ella Jaime Yoshiyama, ahora vemos varios rostros nikkeis involucrados en corrupción. Lo peor es en el caso de Keiko Fujimori, madre de dos hijas, que tienen que vivir sin su madre y tener que escuchar y ver todo lo que se dice de ella.

Mis padres, mis hermanas y yo. 

Si tú que estás leyendo este artículo y eres nikkei, reflexiona, nuestros abuelos siguieron una vida ejemplar, con valores que fueron transmitidos a sus hijos, nuestros padres. Ellos también nos los enseñaron y nosotros debemos hacerlo con nuestros hijos. Por eso debemos llevar una vida basada en ellos, en todos los aspectos, es por eso, amigo nikkei, paisano, familiar, si vas a entrar en la política o en cualquier ámbito de tu vida, por favor, piensa bien en cada cosa que realizas, siempre con la cabeza en alto para que no seas señalado por otros, porque por tus actos será juzgada tu familia, tus paisanos y los nikkeis en general.

Si tú que estás leyendo este artículo, eres “no nikkei”, quizás me puedes conocer o quizás no, solo te pido que cuando hagas un comentario, si te refieras a algún personaje nikkei, que sea por sus méritos o por sus culpas, pero no porque es nikkei, utilizando frases racistas, porque cuando lo haces, me la estás diciendo también a mí. Cuando publicas un meme o lo compartes, donde dices que se vaya a su país por sus rasgos físicos, eso quiere decir que a mí tampoco me consideras de este país. Si dices que Keiko es la emperatriz en alusión al emperador en Japón, quiere decir que se lo dices también a mi mamá o hermana por ser nikkei. Cuando dices que esa familia Fujimori debió dedicarse a lo que realmente sabe, el chifa, nos estás ofendiendo a nosotros y a nuestros amigos chinos y tusanes, que merecen más disculpas, por haberse afectado también por un personaje nikkei.

Estoy cansado de que la gente se me acerque y a los nikkeis en general, y que su primera intención sea hablarnos sobre Fujimori, que debe regresar a prisión, sobre el indulto y sobre Keiko que tiene prisión preventiva. Amigos, yo soy nikkei, pero no soy Fujimori. Estoy completamente de acuerdo que todos los culpables deben ser juzgados y condenados.

Son tantas cosas que cargamos los nikkeis, por favor entiéndanos, comprendan que somos un país de múltiples culturas y etnias, igual que nosotros, otros también sufren a consecuencia del racismo.

 

© 2019 Roberto Oshiro Teriya

Acerca del Autor

Roberto Oshiro Teruya es peruano de 53 años, de tercera generación (sansei); las familias de sus padres, Seijo Oshiro y Shizue Teruya, procedían de Tomigusuku y Yonabaru, respectivamente, ambos en Okinawa. Reside en Lima, la capital del Perú, y se dedica al comercio, en un local de venta de ropa en el centro de la ciudad. Está casado con la señora Jenny Nakasone y tienen dos hijos, Mayumi (23) y Akio (14). Su interés es seguir conservando las costumbres inculcadas por sus abuelos, como la comida, el butsudan y que sus hijos las sigan conservando.

Última actualización en junho de 2017

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