Hace muchas décadas (más de las que me gustaría contar), mis padres y yo estábamos viendo la televisión por la noche en nuestra casa en el este de Toronto cuando alguien llamó a la puerta principal. Mis padres no esperaban a nadie, así que fue un hecho curioso.

Abrí la puerta y me recibieron dos policías uniformados. Extraordinario. Preguntaron si “Dick Watada” vivía en esta dirección. Le dije que sí, por supuesto. Luego pidieron verlo.

Hasta el día de hoy me pregunto si mis padres recordaron 1942, cuando la RCMP llegó a su departamento de Vancouver buscando a mi padre para llevarlo a un campamento en una carretera donde lo obligaron a cavar los cimientos para construir una carretera. A su esposa y a su hijo no les dijeron dónde estaba durante meses. Esta fue la experiencia común de los hombres issei y de algunos hombres nisei mayores después de Pearl Harbor.

En cualquier caso, mi padre subió a llamar a mi hermano. Hideki bajó confiado en saber que no había hecho nada malo. Estoy seguro de que mis padres sentían lo mismo en 1942. Mi hermano era un hombre alto y educado que se había graduado con una maestría en ingeniería química de la Universidad de Toronto. Estaba a punto de comenzar su primer trabajo profesional en Gulf Oil y trabajar en su doctorado.

La policía quería hablar con él sobre su licencia de armas recién adquirida. Le aconsejaron que guardara cualquier arma de fuego comprada descargada en un lugar seguro, preferiblemente en una caja fuerte. Aconsejaron lecciones de manejo de armas. Incluso establecieron algunas reglas de seguridad con armas. Le preguntaron para qué pensaba comprar (una pistola) y le interrogaron sobre su uso. Obviamente ya tenían su identificación, así que no había necesidad de preguntarle sobre eso. Estoy seguro de que habían hecho una verificación de antecedentes exhaustiva. Satisfechos con sus respuestas se marcharon riendo y bromeando con él.

¿Te imaginas si eso sucediera hoy? ¿Aquí o en Estados Unidos? Estoy seguro de que habría una fuerte protesta del público. “¡Ya ves lo que te hace el socialismo!” Estoy seguro que sería la queja. Hoy en día, la policía de Toronto no tiene el personal necesario para entrevistar a todos los propietarios de licencias de armas, pero este incidente señala una marcada diferencia entre los enfoques canadiense y estadounidense en materia de control de armas.

En Canadá, las leyes son bastante específicas y rigurosas.

• Todos los propietarios de armas deben tener licencia y todas las pistolas y la mayoría de las armas semiautomáticas deben estar registradas.
• Las armas de fuego no se pueden sacar de casa, ni ocultas ni abiertamente, excepto con una licencia específica, que generalmente sólo se otorga a las personas que necesitan armas para trabajar. Se hacen excepciones para los aficionados que llevan el arma a un campo de tiro registrado.
• Las licencias requieren capacitación en seguridad con armas y una verificación de antecedentes exhaustiva.
• Las armas deben mantenerse bajo llave y descargadas.

Las armas se clasifican en tres categorías :

• No restringidos: escopetas y rifles regulares, y algunos rifles y escopetas de estilo militar.
• Restringido: pistolas no prohibidas, algunos rifles semiautomáticos y también ciertos rifles no semiautomáticos.
• Prohibidas: la mayoría de las pistolas que tienen un cañón corto (menos de 105 milímetros) o de calibre 32 o 25, armas totalmente automáticas, pistolas con cañón recortado y ciertos rifles militares como el AK-47.

Si eso no fuera suficiente, recientemente el gobierno federal aprobó nuevas leyes sobre armas. El proyecto de ley C-71 (aprobado y adoptado como ley la primavera pasada) amplió la verificación de antecedentes requerida; ahora la policía está obligada a comprobar diariamente el registro del propietario a través de los sistemas de registros nacionales. Además, los minoristas y vendedores de armas deben mantener registros completos de las armas largas. Y hay muchas otras disposiciones.

Los minoristas de armas colocan voluntariamente cargadores de municiones para rifles semiautomáticos, limitando efectivamente la cantidad de balas que se pueden disparar a la vez.

Esto no quiere decir que Canadá esté totalmente a salvo de tiroteos violentos, masivos o de otro tipo. Todos los niveles de gobierno se niegan a prohibir las armas de fuego por completo, a pesar de que hubo un gran revuelo al respecto a la luz de los recientes asesinatos en masa en Estados Unidos.

En lo que va de año se han producido más de 250 tiroteos en la ciudad. Muchos fueron fatales. En lo que el público denominó el Verano de las Armas (2005), se produjeron poco más de 100 víctimas mortales. Mis amigos estadounidenses se rieron de esa estadística, ya que las principales ciudades de EE. UU. tienen un promedio de más de 1.000 muertes relacionadas con armas de fuego al año. Pero para “Toronto el Bueno”, 100 asesinatos fueron impactantes.

El problema no reside en las leyes de control de armas sino en las armas ilegales que entran de contrabando al país desde Estados Unidos y otros países casi todos los días. Aún así, sin los controles, sospecho que la ciudad y el país no ocuparían el cuarto lugar entre los más seguros del mundo ni los más seguros de América del Norte. Verás, hay algo que decir a favor del socialismo.

*Discover Nikkei es un archivo de historias que representan diferentes comunidades, voces y perspectivas. Este artículo presenta las opiniones del autor y no refleja necesariamente las opiniones de Discover Nikkei y del Museo Nacional Japonés Americano. Discover Nikkei publica estas historias como una forma de compartir diferentes perspectivas expresadas dentro de la comunidad. .

© 2019 Terry Watada