Aunque tengan varias marcas verbales que los caracterizan para los brasileños – hai, banzai y arigatô –, la interjección "né", desde luego, es la que más se relaciona con los japoneses.
Prueba de ello es el hecho de que no existe un bromistaque nunca haya ridiculizado aun japonés, diciendo: "Está caro, né? [¿no es así?]", "Los japoneses tienen o zóio [“os olhos”, por no pronunciar el fonema portugués /ʎ/ correspondiente al dígrafo lh, similar a ll del español] puxado, né? [los ojos estirados, ¿no es así?]" y "A los japoneses res gusta ra riteratura, né? [¿no es así?]".
Observación 1: cuando un brasileño dice “japonés”, puede estar refiriéndose tanto a japoneses de hecho como a descendientes de japoneses - que incluye a los hijos, los nietos, etc. de japoneses; y los japoneses mestizos – mezcla de japonés con otra u otras razas.
Observación 2: mientras que los japoneses dicen riterario – relativo a la literatura –, los chinos dicen litelalio – el mismo adjetivo. Y encima dicen en el Brasil que los japoneses y los chinos son todos lo mismo, ¿puede ser?
Volviendo al tema principal del texto:
Lo más curioso de todo es que en el vocabulario japonés existen esa misma palabra - né - y con el mismo significado que tiene en la lengua portuguesa -contracción de não + é [literalmente, no + es].
Y si usted sospecha de que se trata de una apropiación del portugués hecha por la lengua japonesa, ¡¡¡tiene razón!!!
Sí, buscando en Internet, encontré que, durante el final de la Edad Media, mientras que los portugueses intentaban catequizar a los japoneses, la lengua nipona terminó incorporando algunas palabras del vocabulario portugués. Entre ellas, la palabra obrigado [gracias] - que se grafica arigato - y la palabra né - que se grafica sin el uso del acento agudo, ne.
Hasta hoy esa interjección es utilizada por los japoneses, y muy a menudo.
Todo este éxito se da por varias razones, desde luego. Pero creo que se debe principalmente al hecho de que el pueblo japonés está muy acostumbrado a las interjecciones.
Como decía mi abuelo, para los japoneses, si usted no suelta algunas interjecciones mientras está pensando, es señal de que usted piensa en silencio. Y pensar en silencio es una característica que puede incomodar a algunas personas que estén conversando con usted.
Tal vez ese sea el motivo de tantos: ah... uh... ta... ih... oh...
Analizando fríamente la palabra né llegué a la conclusión de que combina mucho con la forma de ser japonesa porque encaja perfectamente en el ritmo truncado que tiene la pronunciación de la lengua nipona.
Característica ésta que fue muy conveniente para los japoneses que vinieron al Brasil, puesto que la interjección né traería un final brusco a la fluidez que rueda suelta en la forma de hablar portugués brasileño - de hecho, portugués éste que se conoce en todo el mundo, precisamente por esa fluidez, como la "lengua sin huesos".
También me di cuenta de que existe dentro de esa interjección una gran paradoja: la palabra né es una palabra de base negativa (não + é) [no + es] pero que tiene sentido positivo (é) [es] – lo que debería tener sentido de no, tiene sentido de sí/ es. Y ese sentido positivo se acentúa aun más por el uso del signo de interrogación - né?
Señal ésta, de hecho, que marca otra paradoja: la marca retórica de esa interjección le da a la frase el sentido de afirmación aunque sea una interrogación.
Y toda esa confusión sólo hace que aumente más aun la fama de “lo contrario” que tiene el pueblo japonés aquí en occidente: la fama de quien vive, geográfica y lógicamente hablando, cabezaabajo.
Y, además de todo ello – una vez más –, con tantos significados concentrados en sólo dos letras, esa palabra es también un ejemplo perfecto de la regla principal de la filosofía más corriente en el Japón, la filosofía Zen: decir mucho con poco.
Así, no es de extrañar que los japoneses hayan adoptado el né como su principal muletilla lingüística.
Una última observación: usted no imaginó que diera tanto de qué hablar esa pequeña palabra, né? ¡Ni yo! ¡Uf!
© 2016 Hudson Okada
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