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Jesús Akachi: La vida y los aportes de un nisei a México

Como cada mañana durante los siete días de la semana, Jesús Akachi abre su papelería “La Nueva Violeta” a las 9:45 de la mañana en punto. A lo largo del día, entre cuadernos, lápices, bolígrafos y miles de mercancías que constituyen los artículos de su negocio, Don Jesús y su esposa atenderán a cientos de clientes que viven en el barrio de Tacuba, en la ciudad de México.

Los habitantes de este lugar los conocen muy bien por su trato siempre amable y atento; sin embargo, muchos creen que Don Jesús no es mexicano debido a los rasgos orientales de su cara y a que su esposa es japonesa. Igualmente muchas personas no creen que Don Jesús cumplió los 86 años de edad. ¡Parece ser que mientras más trabaja, más joven se hace¡ pues no será hasta la noche, a las 20:30 horas, cuando bajará las cortinas de la papelería para irse a descansar.

Jesús Akachi atendiendo la papelería “La Nueva Violeta”.

¿Cómo fue que Jesús nació en México? ¿Por qué posteriormente se trasladó a Japón y fue testigo del inicio de la guerra en 1941 y su terrible final en 1945? ¿A qué se debió su regreso a México en 1952? A estas interrogantes daremos respuesta.

Cientos de miles de japoneses empezaron a emigrar a América a principios del siglo XX. Buscaban un trabajo y mejores condiciones de vida que Japón no estaba en condiciones de ofrecerles. Compañías japonesas reclutaban a los trabajadores y los llevaban a las minas, a los ingenios o a las plantaciones en América.

Además de estas compañías, existieron otro tipo de organizaciones ligadas a la emigración como la escuela Nippon Rikkokai, fundada en el año de 1897 por un pastor convertido al cristianismo llamado Hyodayu Shimanuki. La escuela preparaba mediante clases y folletos a los emigrantes para que salieran en las mejores condiciones, además de proporcionarles información importante sobre los países a los que se dirigirían. Bajo el lema de “Salvación espiritual y física del pueblo japonés”, Nippon Rikkokai creó una oficina de emigración a América que permitió que más de 30 mil japoneses salieran de Japón, la gran mayoría de ellos a Brasil.

Uno de esos estudiantes fue Kuninosuke Akachi, padre de Don Jesús, quien era originario de la prefectura de Nagano. Kuninosuke nació en el pueblo de Chikuma donde sus padres cultivaban arroz y verduras. Las familias campesinas en Japón en ese entonces eran muy numerosas y los ingresos no alcanzaban para sostener a todos sus miembros por lo que la prefectura impulsó un programa para que los jóvenes emigraran al extranjero. Mediante una oficina denominada Shinano Kaigai Kyokai (Asociación de Shinano en el Exterior), la prefectura ayudó a que decenas de miles de emigrantes trabajaran fuera de Japón.

Igualmente en los periódicos se informaba sobre las condiciones y costos para salir al extranjero. El deseo de Kuninosuke, como el de la gran mayoría de emigrantes, era residir en los Estados Unidos pues era el país que ofrecía mejores salarios de todos los países de América. Sin embargo; debido a las dificultades para ingresar a ese país, Kuninosuke llegó a México en el año de 1918, al estado de Sonora, cuando contaba con sólo 19 años de edad.

Nota de periódico donde se promueve la emigración a Brasil.  

Kuninosuke se relacionó con un japonés de apellido Inukai que tenía varios ranchos y negocios en ese estado fronterizo de México, aunque radicaba en Estados Unidos. Inukai le enseñó a conducir un camión donde se transportaba del puerto de Huatabampo a Navojoa para supervisar sus negocios. Después de trabajar durante seis años con Inukai, mediante los ahorros que había logrado juntar y con la experiencia adquirida, Akachi abrió un molino de nixtamal y un pequeño puesto de raspados (hielo molido endulzados con jarabes de frutas) en Huatabampo.

Kuninosuke averiguó que en el pequeño pueblo de Los Mochis, en el estado vecino de Sinaloa, no había un negocio de este tipo por lo que se trasladó a ese lugar y muy cerca del mercado rentó un local e instaló su molino. Como se sabe, la alimentación del mexicano se basa en el consumo de la tortilla, por lo que en algunos años el molino de nixtamal no se daba abasto para atender a toda la clientela que hasta muy noche acudía a moler el grano para elaborar las tortillas.

Mujeres moliendo maíz. Foto tomada por miembros de Nippon Rikkokai. (Colección Lantern Slides of the Nippon Rikkokai, courtesy of the Nippon Rikkokai)  

En el año de 1927, Kuninosuke contaba ya con los recursos económicos para viajar a Japón y conocer a la joven Kaworu quien ya había aceptado casarse y venir con él a México. En el año de 1930 nació en Los Mochis Jesús Akachi, primer hijo de los ocho que procrearía la pareja. En ese mismo año, debido a la intensidad del trabajo en el molino, el hermano menor de Kuninosuke, Arata Akachi, se trasladó a México para ayudar y hacerse cargo, en un futuro cercano, del molino debido a que Kuninosuke había planeado retornar definitivamente a Japón con el patrimonio que había reunido.

Familia Akachi en Japón, Jesús es el pequeño con anteojos (Colección Jesús Akachi)  

En el año de 1937, Arata viajó a Nagano con el propósito de casarse, el pequeño Jesús lo acompañó para quedarse e iniciar sus estudios de primaria. A fin de ese año, la familia Akachi regresó a Japón y se instaló en Tokio donde Kuninosuke compro un terreno y construyó 34 pequeñas habitaciones que puso en renta.

Para Jesús, su vida en Japón no fue sencilla pues a pesar de que hablaba en México el idioma japonés con sus padres, no tenía el suficiente vocabulario para comunicarse con sus compañeros de escuela por lo que fue necesario que tomara clases adicionales que su profesor le impartió. Por otro lado, Jesús extrañaba de Los Mochis sus calles por donde paseaba durante todo el día con sus pequeños amigos y asistía a las ferias y juegos mecánicos que se instalaban en el pueblo.

Sin embargo; lo peor para la familia Akachi estaba llegando en esos años. Aunque la Guerra del Pacífico aun no daba inicio, los alimentos y otros productos ya estaban racionados y el gobierno involucraba a la población cada día más en la guerra contra China. Jesús recuerda perfectamente como en compañía de sus compañeros de escuela asistía a la estación del tren a despedir con banderas y cánticos a las tropas que se dirigían a los frentes de batalla.

Cuando la marina japonesa atacó la base naval de Pearl Harbor en diciembre de 1941, Kuninosuke supo que Japón se encontraba en un grave peligro pues sabía perfectamente del poderío y de la riqueza de los Estados Unidos, opinión que no podía compartir por el temor de ser acusado de espía o traidor. Tampoco comentaba el lugar donde habían nacido sus hijos por temor a represalias por parte de los sectores ultranacionalistas de la sociedad.

En el momento en que la aviación norteamericana empezó a bombardear las grandes ciudades como Tokio, la vida de los Akachi se transformó completamente. La capital quedó totalmente destruida en marzo de 1945 por la aviación norteamericana que lanzó la cantidad más grande de bombas de napalm en toda la II Guerra Mundial, dejando cerca de 100 mil personas muertas. Las viviendas que rentaba y de cuyos ingresos vivía la familia, fueron demolidas para construir una gran zanja que evitara que el fuego se traspasara a la importante estación del tren, contigua a las viviendas, en caso de un bombardeo.

Barrio de Tokio después del bombardeo de marzo de 1945.  

Ante el gran peligro que representaba vivir en Tokio y otras grandes ciudades que eran blanco de los bombarderos, el gobierno decretó la salida obligatoria de los niños entre tercer y sexto grado de primaria a las áreas rurales. La familia Akachi se mudó a vivir a Chikuma, a la casa del hermano mayor de Kuninosuke.

En ese pueblo, Jesús se inscribió a la escuela secundaria. Para ese entonces los estudiantes tenían que colaborar en el esfuerzo de guerra; las jornadas escolares se compaginaban con visitas a los sembradíos de daikon (rábano blanco) donde los estudiantes ayudaban en su cosecha. Jesús y sus compañeros también participaron en la construcción de una gran edificación secreta bajo las montañas donde quedarían instalados los Cuarteles Imperiales Subterráneos de Matsushiro, cerca de la ciudad de Nagano, donde el emperador se refugiaría y los altos mandos militares dirigirían la guerra.

Tuneles de los Cuarteles Imperiales subterráneos que quedaron inconclusos al terminal la guerra.  

En México, Arata Akachi que seguía viviendo en Los Mochis en 1942, había sido obligado a concentrarse en la ciudad de México por orden del gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho, al igual que todos los emigrantes que se encontraban fuera de las ciudades de Guadalajara y México. Arata, quien se había quedado a cargo de los molinos de nixtamal en Los Mochis, tuvo la oportunidad de rentar los mismos durante la guerra, ingresos con los que sobrevivió y logró abrir una papelería denominada “La violeta” en el barrio de Tacuba.

En este barrio, el numeroso grupo de emigrantes que se concentró, estableció sus propios negocios como refaccionarias de autos, vulcanizadoras y tiendas de abarrotes. La papelería con el correr de los años se convirtió en una de los negocios más importantes de Tacuba debido a la atención de Arata y su esposa y a que siempre los clientes encontraban todo lo que necesitaban.

En Japón, al terminar la guerra, la situación de miseria y hambre se acentuaron. Jesús y su familia se quedaron en Chikuma pues al menos tenían algo que comer. Al terminar sus estudios secundarios, el deseo de Jesús era seguir preparándose e ingresar a la Universidad. Con ese propósito se fue a vivir a Tokio donde además de estudiar, trabajaba para sostener sus estudios y ayudar a su familia.

Las condiciones de pobreza y hambre eran tan graves que se propalaron una serie de enfermedades como la disentería, el cólera y la tuberculosis. Esta última fue la que causó más de 100 mil muertes anuales a partir de 1947; Jesús adquirió tuberculosis y sus condiciones físicas le impidieron continuar sus estudios en la prestigiosa Universidad de Waseda a la que había logrado ingresar. Ante esta situación tuvo que regresar con su familia a Nagano para convalecer de la enfermedad durante meses.

Arata le propuso a su hermano que Jesús regresara a México para que lo ayudara a atender la papelería de Tacuba y los molinos de Nixtamal que tenía en Los Mochis. Fue así que Jesús y su hermano menor, Francisco, solicitaron su ingreso a su país de nacimiento en el año de 1952. Con la ayuda de Arata, los hermanos pudieron sufragar los gastos del viaje y se integraron al trabajo intenso de la papelería como a la supervisión de los molinos de nixtamal en Los Mochis. En ese entonces introdujeron una máquina para elaborar tortillas, la venta de las mismas fue todo un éxito al grado que se utilizaba una tonelada de nixtamal al día para surtir la gran demanda que tenían.

Arata Akachi, Jesús a la izquierda, su hermano Francisco a la derecha, en la papelería “La violeta” (Colección Jesús Akachi)  

En el año de 1962, Jesús contrajo matrimonio con una joven japonesa de la prefectura de Nagano que se trasladó a México donde procrearon tres hijos. Además de su trabajo en la papelería y en los molinos, Jesús se involucró de manera decidida en las actividades de la comunidad nikkei. Participó activamente en la consolidación de la escuela que la comunidad japonesa abrió en el barrio de Tacuba para que los hijos de los descendientes se prepararan de mejor manera y se comprometieran con el país en el que nacieron. A esa escuela los hijos de Jesús asistieron hasta que se cerró con la creación del Liceo Mexicano Japonés en 1976.

Además, Jesús ha sido presidente de la Asociación México-Japonesa y de la asociación de la prefectura donde nacieron sus padres, Nagano kenjinkai. Jesús Akachi es uno de los descendientes de japoneses que más conoce sobre la historia de la emigración a México por lo que participó en la elaboración de la Enciclopedia de los descendientes japoneses en América, libro que se publicó en Estados Unidos. La comunidad nikkei y el barrio de Tacuba en México le deben mucho a Don Jesús por sus aportes y servicio que les ha prestado. Personalmente yo tengo una deuda por sus enseñanzas de la historia de los japoneses en México y Japón.

 

Nota del autor: El dia 16 de diciembre de 2016 Jesús Akachi murió. Con él, “La nueva Violeta” cerró sus puertas definitivamente.

 

© 2016 Sergio Hernández Galindo

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Acerca del Autor

Sergio Hernández Galindo es egresado de El Colegio de Méxicodonde se especializó en estudios japoneses. Ha publicado numerosos artículos y libros sobre la emigración japonesa  a México como a Latinoamérica.

Su más reciente libro Los que vinieron de Nagano. Una migración japonesa a México (2015) aborda las historias de los emigrantes provenientes de esa Prefectura antes y después de la guerra. En su reconocido libro La guerra contra los japoneses en México. Kiso Tsuru y Masao Imuro, migrantes vigilados explicó las consecuencias que el enfrentamiento entre Estados Unidos y Japón acarreó para la comunidad japonesa décadas antes del ataque a Pearl Harbor en 1941.

Ha impartido cursos y conferencias sobre este tema en Universidades de Italia, Chile, Perú y Argentina así como en Japón donde fue parte del grupo de especialistas extranjeros en la Prefectura de Kanagawa y fue becario de Fundación Japón, adscrito a la Universidad Nacional de Yokohama. Actualmentees profesor-investigador de la Dirección de Estudios Históricos del  Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

Última actualización en abril de 2016

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