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Una entrevista a G.W. Kimura, Ph.D., nuevo Presidente y Director Ejecutivo (CEO) del Museo Nacional Japonés Americano

“Aunque desde muy lejos, yo siempre me he sentido cerca del museo”, dice  el Dr. G.W. (Greg) Kimura, nuevo Presidente y Director Ejecutivo del Museo Nacional Japonés Americano.”

El Dr. Kimura con su familia, visitando la exposición del Museo “Mestizaje: retratos de niños multiculturales”, de Kip Fulbeck, 2010.

“He sido miembro y afiliado del museo por años. Mi familia insiste en venir aquí cada vez que estamos en la zona, lo que ha sido por lo menos una vez al año. Una visita al museo es especial. Es como una peregrinación. Yo me siento reconfortado de ver la historia de la comunidad contada en tan hermoso lugar. Yo siempre he estado conmovido, realmente movido emocionalmente cuando he estado aquí. Ha sido una experiencia que ahora hago disfrutar  a mis hijos también.

Kimura es filosófico acerca de la noción de que él representa a una nueva generación que se está haciendo cargo del museo. “El asunto acerca del cambio generacional es que siempre hay un cambio generacional”, dice. “Tengo 43, si la gente quiere pensar de mi como joven, yo estoy más que feliz de disfrutar eso! Pero, seriamente, yo no pienso en términos de pasar una antorcha, tanto como de  estar situado en un punto dentro de un largo continuum  desde el pasado hacia el futuro.”

Así es que esto significa honrar a aquellos que vinieron primero y custodiar la historia japonesa americana para aquellos que vienen”, agrega Kimura. Ahora mismo, la comunidad y el museo están lidiando con los cambios en la demografía, desde los multigeneracionales Hapa (mestizos) hasta los Shin Issei (“nuevos” Issei o inmigrantes).  Somos como una gran carpa con mucha diversidad dentro  porque no hay una única ‘experiencia japonesa americana’,  sino muchas experiencias.”

“Para todos los museos y organizaciones no lucrativas, los últimos años han sido difíciles”, dice Kimura. Los miembros, donantes y el personal se han reducido. Pero,  esto es también un consuelo: la gente tiene pasión por este lugar. Ellos harán cualquier cosa  para ver que continúe teniendo éxito y que prospere. Esa energía penetra en todo lo que el museo hace. Somos un centro de la historia e identidad de la comunidad y somos el punto focal para su creatividad y visualización para el futuro”

Foto por: “Fotografía Brian Adams”

“El cambio es lo único constante  en la vida”, dice Kimura.  Entonces, lo que está sucediendo en la industria del museo y en la comunidad japonesa americana no es algo para reaccionar sino para abrazar. Nuestra historia de la comunidad es de superación del prejuicio y la discriminación. Es una historia de tragedia, pero es también una historia de esperanza y trascendencia. En ese sentido, la historia es más grande que el museo y la comunidad, y eso es lo que pienso que es más importante acerca de qué es lo que el museo hace”. 

“Es ayudar a los Estados Unidos a cumplir su promesa, ayudar a América para llegar a ser la mejor América que pueda ser. Hacemos esto contando la historia japonesa americana en toda su complejidad,  sin ocultar las manchas, pero tampoco sus glorias. Haciéndolo así, servimos a una nación de creciente diversidad y a un mundo de creciente interdependencia. Nosotros construimos la comprensión, el respeto y el aprecio por los aspectos comunes y las diferencias entre la gente”.

Antes de tomar el timón del museo en febrero, Kimura fue Presidente y Director Ejecutivo del “Foro para la Humanidad de Alaska”, el cual es parte de la “Dotación Nacional para las Humanidades”. El trae un  diverso antecedente personal y profesional para su nuevo rol.

“Yo soy un yonsei (cuarta generación japonesa americana), un cuarta generación  de Alaska y un hapa”, dice Kimura. Soy también  un erudito, lo cual es una manera fina de decir “un sujeto de mil oficios”. Yo fui ordenado en la Iglesia Episcopal a la madura edad de 24 y he servido como sacerdote de parroquia, capellán de la universidad y profesor universitario, y Jefe de Departamento.”

“El antecedente de la Iglesia me ha enseñado a ser un buen oyente y un sereno líder en los mejores y peores tiempos”, dice Kimura, quien posee un Doctorado en Filosofía de la Religión.  “Recuerde, las casas de culto fueron las primeras instituciones no lucrativas. Yo he liderado una iglesia en medio de un incendio y su reconstrucción, llevé a cabo innumerables campañas de ayuda, aconsejé a la gente, y he visto y escuchado acerca de todo. Así es que no soy fácilmente sorprendido. Yo he colaborado también con gentes de otra Fe, desde budistas hasta judíos y musulmanes, lo cual es otro aspecto importante de la diversidad en el mundo globalizado.”

“Seis años atrás, tomé el control como cabeza del Consejo para las Humanidades del Estado de Alaska”, dice Kimura.  “Me encontré a mi mismo aprendiendo muy rápidamente   todo lo que podía acerca de la historia y cultura de Alaska. La pasión por la cultura, las artes y las humanidades,  la gente –especialmente sus historias – han sido siempre lo central no solo para el trabajo y lo académico, sino  para el cómo vivo mi vida”.

Esa vida, observa Kimura, fue muy influenciada por su abuelo nisei,  William Yusaburo Kimura, quien fue encarcelado en el campo de concentración Minidoka durante la Segunda Guerra Mundial.

William Yusaburo Kimura está en la fila de arriba, segundo desde la izquierda.

“El estuvo en la Escuela de Arte de Seattle durante la guerra, terminando en Minidoka, en donde conoció a mi abuela Minnie Mitamura”, dice Kimura. “El abuelo fue uno de los primeros artistas abstractos en Alaska y el primer profesor de arte en la universidad privada de Anchorage.”

“Él nunca hizo  algún dinero de eso y condujo una lavandería hasta el día en que murió”, Kimura recuerda. “Él tenía tres amores a quienes amó con una pasión ilimitada: su familia, su arte y la pesca. Siendo yo niño, lo recuerdo a él en la lavandería todo el día, pintando toda la noche y aun pintando cuando lo recogíamos en la mañana para ir a pescar. El único descanso que tuvo fue en el  automóvil, en el camino hacia y desde el bote. Pienso en la energía sin límites, el trabajo, el sufrimiento y sacrificio en el campo de concentración.  En el retorno, el hizo un mejor futuro para sus hijos y nietos.”

Kimura piensa con frecuencia en su abuelo  mientras él y su esposa, Joy, crían a sus dos hijos.

“Yo solo deseo cumplir con sus sueños, ya que todo lo que tengo se debe directamente a él y, por extensión, al sacrificio de todos los Issei y nisei.

© 2012 Japanese American National Museum

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Acerca del Autor

Darryl Mori es un escritor residente en Los Angeles, especializado en artes y en el sector de organizaciones no lucrativas. Ha escrito extensamente para la Universidad de California en Los Angeles y para el Museo Nacional Japonés Americano.

Última actualización noviembre de 2011 

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