Cuando se menciona el fenómeno “dekasegui” se refiere a los trabajadores nikkei latinoamericanos que llegaron a finales de los ’80 al Japón para trabajar en el sector manufacturero, pero la gran mayoría solo identifica a los brasileños y peruanos que son el 90% de la población sudamericana en este país; pero bajo circunstancias similares y en la misma época llegaron también de la Argentina, Bolivia, Paraguay, Colombia, etc.
Ya en 1983 la Argentina había recuperado la democracia y si bien había cierta incertidumbre en lo político el mayor problema era la alta inflación, la desocupación y la recesión económica. Fue una década difícil para todos los países de la región y es por eso que de la Argentina muchos emigraron a los Estados Unidos, a España e Italia, etc.
La colectividad japonesa argentina se destacó siempre por su dedicación a la floricultura y a la tintorería tampoco estaba exenta de los nuevos cambios, como la llegada de flores importadas desde Colombia y la presencia de lavanderías por franquicia (ej. LAVERAP) que no solo ofrecían servicios de lavado de ropas sino también de planchado de camisas y pantalones de manera rápida y económica.
Los inmigrantes japoneses para hacer frente a esta competencia tuvieron que invertir en invernaderos con calefacción para cosechar, tanto flores como plantas en macetas, en épocas que no llegaban las importadas, por lo que se endeudaron con parientes y con la misma JICA-Agencia de Cooperación Internacional de Japón en préstamos en yenes (por la misma inflación y la devaluación de la moneda se hizo muy difícil pagar las deudas por cuanto primero debía comprar dólares y luego yenes en tiempos donde la moneda japonesa se valuaba cada vez más con respecto al dólar). Los que se dedicaban a la horticultura tuvieron que hacer frente a la competencia de los medieros y propietarios bolivianos que comenzaban a cultivar verduras en diferentes areas del conurbano bonaerense.
Sea por las deudas como por la competencia interna e internacional, muchos japoneses optaron ir al Japón para buscar un respiro económico. Justo, eran tiempos en donde las grandes firmas exportadores, de automóviles y firmas de electrodomésticos y productos electrónicos, requerían mucha mano de obra para hacer frente los pedidos externos. Japón estaba en plena burbuja ecónomica y en su “apogeo”.
Para describir un poco cómo es nuestra colectividad en la Argentina, entre los japoneses de primera generación llamados “issei” y los segunda “nissei” y tercera generación “sansei” y demás, se calcula unas 32.000 a 35.000 personas, donde la mayoría viven en las ciudades o en el conurbano y muchos son autónomos o profesionales independientes.
Tiene más de 100 años de historia pero a diferencia de los japoneses que llegaron al Brasil o la Perú a través de convenios bilaterales entre gobiernos y en cifras importantes, a la Argentina llegaron en forma particular o en pequeños grupos y no son pocos los que después de la segunda guerra mundial reemigraron desde el Paraguay y Bolivia. Desde los ’60 se ubicaron también en colonias agrícolas dispuestas por la JICA pero en grupos que no superaron las 25 familias en cada una. En el Paraguay o en Bolivia las colonias fueron y son de grandes extensiones y se asentaron cientos de familias y esas colonias luego se transformaron en poblados y municipios.
Se puede decir que el nivel educativo promedio de la colectividad ha sido y es un poco más alta que el promedio nacional, al menos eso indica los diversos estudios realizados hasta ahora1, sea en la finalización de los estudios secundarios como en el ingreso a la universidad, pero no es como algunos “issei” señalan que “casi todos tienen terminado la secundaria y más de la mitad van a la universidad”. De hecho, a medida que avanzan las generaciones en la misma colectividad se refleja la realidad social y educativa de la misma sociedad argentina. Esta situación se pudo comprobar justamente cuando comenzaron a llegar los “dekasegui” a finales de los ‘80 y principios de los ’90.
Desde mediados a finales de los ’90 se pudo observar que en Japón residían más de 4.000 argentinos, la gran mayoría descendientes y un par de centenares con la doble nacionalidad; sin embargo, viendo las estadísticas de diciembre de 2011, apenas son 2.970 los registrados de nacionalidad argentina donde 1.783 están con la residencia permanente, 427 figuran como cónyuge o hijos de japoneses y 405 como residentes de largo plazo (aquí están incluídos los “sansei” o las esposas no nikkei de los “nissei” y “sansei”).
Es difícil saber cuántos son los que están con la nacionalidad japonesa, pero se puede estimar a grandes rasgos que cerca de 2.000 nikkei estarían trabajando en fábricas, talleres, elaboración y empaque de comidas, etc. Tampoco hay que olvidar que hay varios centenares que trabajan en tareas administrativas o de mayor calificación, los o las casadas con nacionales japoneses y los estudiantes o los que fueron estudiantes y ahora trabajan en alguna empresa o institución japonesa.
Lo que sí se puede conocer por las estadísticas de Migraciones es que después de la crisis financiera de Lehman Brothers del 2008 y del sismo-tsunami-radiación de Tohoku del 2011, unos 400 a 500 argentinos se han regresado al país, unos 200 con los pasajes enviados por el gobierno argentino y otros tanto por su propia cuenta. Desde luego, no todos se quedaron en el país sino que al cabo de algunos meses han retornado al Japón, pero se podría decir del 2008 se produjo una reducción de casi el 25% (2007.12 había 3.849 registrados, 2010.12 baja a 3.181 y 2011.12 a 2.970).
Por los registros de Migraciones se sabe que muchos viven en la región Kanto (Tokio y alrededores), pero también viven en la región de Tokai (Nagoya y alrededores) y Kansai (Osaka y alrededores)2.
Lo que los diferencia de otros grupos latinos de habla hispana es que en líneas generales tienen un mejor dominio del idioma japonés, pero aún así, la gran mayoría, al igual que los peruanos, llegaron al Japón a través de contratistas y fueron ubicados por ellos, según indica el Estudio abajo mencionado. Por otra parte, si bien el 70% de los “issei” son oriundos de Okinawa, la gran mayoría trabaja en Honshu, sea por las condiciones salariales y otras razones.
Desde un comienzo, por el rol de estas contratistas (la mayoría agencias de viajes nikkei) los nikkei argentinos se ubicaron por ejemplo en Shonandai, ciudad de Fujisawa (272 argentinos registrados), o en Tsurumi (47), ciudad de Yokohama (115), pero eso no significa que vivan como los brasileños o peruanos concentrados en departamentos municipales o prefecturales, sino que aún dentro de una misma localidad están dispersos.
Y la otra característica es que no han presentado situaciones de desescolaridad ni delictivas que en números sea una preocupación3.
Notas:
1. Centro Nikkei Argentino (Dra Isabel Lamounier), Cap.2 ¨Los nikkei argentinos”, 113-138. Akemi Kimura Yano, Encyclopedia of Japanese Descendants in the Americas (America Tairiku Nikkeijin Hyakka Jiten), Akashi Shoten, 2002.
2. En Kanagawa 817, Aichi 377, Shizuoka 297, Tokio 293, Gunma 202, Saitama 175. Datos de Migraciones, Dic. 2011.
http://www.e-stat.go.jp/SG1/estat/List.do?lid=000001089591
3. Hace unos diez años atrás hubo un caso muy lamentable de un nikkei argentino que ha sido condenado a prisión por tiempo indeterminado acusado de robo violento reiterado y homicidio y actualmente está cumpliendo condena.
Acerca de el índice de terminación de la secundaria superior (koko) al menos en Kanagawa al parecer rondaría el 50%, igual que los peruanos y brasileños. Los japoneses registran el 96%.
© 2012 Alberto J. Matsumoto