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https://www.discovernikkei.org/es/journal/2011/09/29/

Justo desagravio a la colectividad nikkei -- Alan García: pedimos perdón

El 3 de abril es el día central del calendario nikkei en el Perú. Es un día histórico. Un 3 de abril de 1899 arribó al Callao el primer grupo de inmigrantes japoneses. 90 años después, fue instituido oficialmente como el Día de la Amistad Peruano Japonesa.

Japoneses deportados desde América Latina hacia los campos de concentración de EE. UU. (Foto: Libro La memoria del ojo, de los Archivos Nacionales de EE. UU.)

Ahora la colectividad nikkei tiene un día histórico más para conmemorar. El pasado 14 de junio, el entonces presidente de la República, Alan García, aprovechó la inauguración de la III Etapa de la Clínica Centenario Peruano Japonesa para desagraviar a los nikkei peruanos por los abusos cometidos contra la colonia japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, un capítulo ignominioso de la historia del Perú que acarreó la deportación a Estados Unidos de casi 1.800 personas entre inmigrantes japoneses y sus descendientes, la clausura de sus colegios y el saqueo de sus negocios, entre otros luctuosos hechos.

“Pedimos perdón por ese grave atentado contra los derechos humanos y la dignidad de los peruano-japoneses y japoneses”, manifestó el presidente García, personificando a la Nación.

Por primera vez un jefe de Estado reconoció abiertamente los vejámenes perpetrados durante la década de 1940 y pidió perdón por ellos. Han transcurrido 70 años desde entonces, y aunque la inmensa mayoría de las víctimas lamentablemente no está con nosotros para recibir el histórico desagravio, el notable gesto cierra oficialmente las heridas de la guerra.

Y ahora, como bien dijo el presidente García, “miremos hacia el futuro después de haber reconciliado nuestros espíritus”.


Alan García: pedimos perdón

Discurso pronunciado el 14 de junio de 2011*

Como ésta puede ser una de las últimas ocasiones en la que esté con ustedes como Presidente, quisiera decir algo que es muy importante y que hay que decir delante de ustedes para que ustedes lo transmitan a todos los peruanos japoneses del Perú.

Perdonen pues a quienes cometieron ese grave delito y miremos hacia el futuro después de haber reconciliado nuestros espíritus. Viva la amistad del Japón y del Perú. Viva la Asociación Peruano Japonesa.

Estos 100 años han sido 100 años de aporte y armónica relación, sin embargo no exenta de graves problemas, y el principal de ellos ocurrió en 1941, cuando miles de ciudadanos japoneses o hijos de japoneses fueron arbitraria e ilegalmente detenidos, muchos de ellos deportados a los Estados Unidos, cientos de ellos encerrados en medio de alambradas en Ancón, y aprovechando esa circunstancia, turbas de bandidaje asaltaron sus viviendas, asaltaron sus comercios, ocuparon sus bienes y de esa manera se perpetró contra los japoneses y peruano-japoneses un atentado por el cual nunca el gobierno peruano ha pedido perdón o disculpas.

Hoy día vengo a decirles como Presidente del Perú que personifica la Nación que pedimos perdón por ese grave atentado contra los derechos humanos y la dignidad de los peruano-japoneses y japoneses en 1941.

Porque es fácil dejar al olvido, dejar al silencio temas en los cuales tanto el gobierno peruano de entonces como parte de la población de Lima cometieron en verdad un grave delito.

Muchos de los deportados no volvieron, muchos de los injustamente encarcelados tras alambradas en Ancón vieron cómo sus bienes habían desaparecido y se habían destruido sus pequeños comercios e industrias, y muchos no pudieron recuperar sus granjas y sus tierras agrícolas, y todo eso queda en el silencio como si nada hubiera ocurrido.

Como yo soy amigo de Japón, como yo respeto y admiro la cultura japonesa, y como creo que mi gobierno ha hecho bien en profundizar la relación del Perú con Japón, he venido a decirles en esta última oportunidad a muchos de esos hijos de peruano-japoneses maltratados en 1941, perdonen ustedes a quienes entonces cometieron ese legicidio, no sabían lo que hacían, no comprendían que estaban hiriendo la relación de dos pueblos que se han hermanado a lo largo de la historia por la cuantiosa e importante migración y también por la coincidencia de sus destinos.

Para mí, como Jefe de Estado, es muy importante lo que en este momento estoy haciendo, porque sé que alcanzo al corazón de quienes descienden de esos japoneses y peruano-japoneses, y porque sé que alcanzo al espíritu de quienes, no estando ya entre nosotros, saben que se reconoce que fueron víctimas de una injusticia.

Perdonen pues a quienes cometieron ese grave delito y miremos hacia el futuro después de haber reconciliado nuestros espíritus.

Viva la amistad del Japón y del Perú. Viva la Asociación Peruano Japonesa.

Alan García (Foto: Andina / Oscar Durand)


 “LAS HERIDAS TIENEN QUE CERRARSE”

Augusto Kague

Augusto Kague Castillo, propietario del conocido restaurante chalaco Ah Gusto, fue forzado a vivir entre 1944 y 1946 en el campo de internamiento de Crystal City, Texas, junto con su familia, compuesta por su padre japonés (deportado en 1942), su madre peruana y sus siete hermanos.

La guerra les arrebató todo. Cuando los Kague Castillo volvieron al Perú, no tenían ni un techo que los cobijara. La familia migró al norte, pero don Augusto tuvo que separarse de ella para trabajar en una bodega limeña –cama adentro– y contribuir al sostenimiento del hogar.

Don Augusto recibe con resignación el perdón presidencial. “No se puede remediar nada, no ha habido compensación económica por los maltratos. Pero ya está hecho, las heridas tienen que cerrarse. Si los issei están conformes, nosotros tenemos que aceptar eso. Hay quienes lo perdieron todo. Nosotros lo perdimos todo. Ya se dieron las disculpas, algo se ha hecho moralmente. Mi padre ha muerto, mi madre ha muerto, ellos hubieran querido lograr esta satisfacción”, manifiesta.

* Este artículo se publica gracias al convenio entre la Asociación Peruano Japonesa (APJ) y el Proyecto Discover Nikkei. Artículo publicado originalmente en la revista Kaikan Nº 57, junio de 2011 y adaptado para Discover Nikkei.

© 2011 Asociación Peruano Japonesa; © 2011 Fotos: Asociación Peruano Japonesa

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Acerca del Autor

Enrique Higa es peruano sansei (tercera generación o nieto de japoneses), periodista y corresponsal en Lima de International Press, semanario que se publica en Japón en idioma español.

Última actualización en agosto de 2009


La Asociación Peruano Japonesa (APJ) es una institución sin fines de lucro que congrega y representa a los ciudadanos japoneses residentes en el Perú y a sus descendientes, así como a sus instituciones.

Última actualización en mayo de 2009

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