No se puede negar que las medidas gubernamentales anticrisis de Japón adoptadas desde finales del 2008 han sido rápidas y bastante efectivas, y eso se ha visto también en las ayudas a los trabajadores extranjeros, pues se han reforzado las ventanillas de atención en los Hello Work (Oficina Pública de Empleo) como en las Inspectorías de Trabajo, municipios y asociaciones de intercambio internacional1. A pesar de que varias contratistas no tenían asegurados a sus empleados extranjeros la administración les facilitó su regularización retroactiva pagando solo los 6 meses mínimos, sin importar el tiempo que hayan trabajado, para que ninguno quede fuera del cobro de la asignación por desempleo. Dentro de la precariedad, muchos trabajadores nikkei fueron objetos de estas ayudas públicas2.
Paralelamente, cobrando o no el seguro de desempleo, los nikkei tuvieron y siguen teniendo la posibilidad de acceder a un programa de idioma japonés para promover la ubicación laboral y al Plan Retorno al País de Origen (kikoku shien jigyo) para quienes tomen la decisión de regresar a su país con dinero público3, ambos de amplia difusión en los medios latinos.
Si bien es cierto que en algunos Hello Work de Shizuoka, Aichi, Gunma, Tochigi, entre otros, se han dado situaciones de largas colas para la búsqueda de trabajo o la tramitación del seguro de desempleo y en donde se han dado algunos hechos infortuitos de tensión con los empleados e intérpretes de estas oficinas públicas, eso ha sido una consecuencia de la urgente demanda de personal bilingue sin poder hacer una selección ni capacitación adecuada.
De todos modos, las medidas gubernamentales fueron más rápida y efectiva de lo imaginable y en ese sentido debe ser debidamente valorado, pues no solamente han podido cobrar en tiempo y forma el seguro de desempleo, sino que los que fueron desalojados por las contratistas han podido ingresar con una tramitación simplificada a viviendas públicas subsidiadas y los que no estaban en situación de poder trabajar por alguna enfermedad o que sus ingresos no llegaban siquiera a cubrir gastos básicos han podido y están cobrando la ayuda de subsistenica (seikatsu hogo) del municipio. No hay que olvidar que Japón es el país que menos parados tiene dentro de los países industrializados4.
A pesar de todo, los trabajadores latinoamericanos nikkei ha sufrido serias consecuencias porque la crisis ha afectado de manera directa a las industrias automotrices, electrónica y electrodomésticos, como así también la fuerte reducción de las obras públicas por parte del nuevo gobierno. Dentro de este contexto, las contratistas se vieron obligados a buscar empleos de corta duración, lejos del domicilio y salarios bajos (más que lo que ya se estaba dando). En realidad, se percibe que están haciendo lo imposible para sobrevivir5. Los datos oficiales dan cuenta de que el índice de desempleo ronda el 5% y que hay más parados en los hombres que en las mujeres, y que en el caso de los extranjeros, por su precariedad, según algunos medios regionales, superaría el 10% (son bastante imprecisos, pues se toman ciertas ciudades de alta concentración de extranjeros de manera sesgada. No son datos oficiales).
Por otra parte, el Ministerio de Trabajo, Salud y Bienestar Social señala que desde diciembre de 2008 a marzo de de 2009 unos 200.000 trabajadores precarios se quedaron sin trabajo o que no les renovaron el contrato. Sin embargo, la particularidad de los trabajadores extranjeros y mujeres es que hay más oferta laboral que en los hombres que buscan empleos fijos, por lo que dentro de la incertidumbre muchos latinos nikkei se han podido ubicar en empleos temporales para sobrellevar la crisis.
Un tema que preocupa es que, como lo señalan muchos expertos, aunque la economía se recupere, en el sector manufacturero donde hay exceso de stock o en la construcción donde muchas obras públicas suspendidas, se hace muy difícil crear empleo. El exceso se ha dado en las existencias, en las inversiones, en las deudas y en los recursos humanos, con el agravante de que en el mercado laboral sigue habiendo escasez de personal en algunas actividades como el cuidado de los ancianos, forestación, pesca y agro, y en algunos rubros del sector servicios y comercio6.
Dentro de estos desequilibrios estructurales algunos peruanos y brasileños nikkei se han ubicado en trabajos en provincias alejadas y en tareas no fabriles como el de procesamiento primario de pescados e ingredientes para comidas, transformándose en una suerte de “dekasegui dentro de Japón”.
Junto a este esfuerzo se han visto que los cursos de japonés en muchas asociaciones de intercambio internacional de los municipios y prefecturas estaban y siguen llenas, lo cual es un índice elogiable porque son concientes de la necesidad de dominar más el idioma para mejorar sus posibilidades de trabajo e inserción social. Sin embargo, no deben ser ilusos de que con un cursillo puedan superar una situación que en estos más de 10 años no lo hicieron. Todavía son pocos los que pueden acceder a los programas públicos de capacitación técnica justamente por el bajo nivel de japonés7.
Los nikkei latinos deben asumir su propia realidad y sus limitaciones y que para superar algunos obstáculos se requiere de un esfuerzo más sistemático y constante. Un cursillo de japonés no resuelve el problema de fondo, aunque sí los despierta a tomar más consciencia. Y ese despertar debe ir en correlación con un estilo de vida más realista, pues los gastos por la compra de una vivienda o de un auto caro fuera de sus posibilidades están asfixiando las arcas de la casa y dichas deudas estén superando el 40% del ingreso mensual8.
Si al mes de quedar sin trabajo no pueden siquiera asumir los gastos fijos, una familia no puede vivir ni planificar su estadía en Japón ni en ningún lugar del mundo. La no existencia de ahorros para cubrir los pagos hipotecarios de algunos meses demuestra que tampoco tienen dinero para alquilar. Es un manejo desastroso e irresponsable de las finanzas de la casa porque siendo “propietarios” de una casa están sobreviviendo el día a día y sacrificando la educación de sus hijos.
La crisis ha puesto de relieve una serie de incongruencias en la sociedad y en la economía japonesa, pero también serios desequilibrios en el manejo doméstico de muchas familias latinas que urgen corregir.
Notas:
1. Web del Ministerio de Trabajo de Japón. Ayudas al empleo de los extranjeros.
http://www.mhlw.go.jp/bunya/koyou/gaikokujin.html
http://www.mhlw.go.jp/bunya/koyou/gaikokujin15/index.html
2. Lo correcto es que desde el momento de ser contratado el trabajador debe estar asegurado al seguro de siniestros laborales y el de desempleo, pero como muchos trabajan por contratistas que no siempre cumplen con estas obligaciones patronales, en esta ocasión, ante la emergencia económica, la misma administración pública flexiblizó las normativas y posibilitó que muchos desempleados “casi en negro” pudieran cobrar el seguro de desempleo.
3. Este programa de idioma japonés se basa en contenidos prácticos de conversación para facilitar la reubicación laboral. El gobierno asignó 1.000 millones de yenes para 5.000 vacantes extranjeros. Y el Plan Retorno, si bien ha sido objeto de críticas de algunos medios e investigadores, muchos latinos nikkei han sido objeto de este beneficio, pues hasta el mes de octubre pasado casi 13.000 brasileños y 537 peruanos solicitaron este subsidio especial. En caso de que la recuperación económica y la generación del empleo se demore puede aumentar aún más el número de solicitantes.
4. La tasa de desempleo de Japón ronda el 5%, mientras que en los países europeos es del 7 al 8% en promedio y en Estados Unidos ya está llegando al 10%. En España donde hay una presencia importante de inmigrantes latinoamericanos supera el 18% y es una situación muy crítica. Y el promedio en América Latina es del 8.5% (datos promedios de mediados del 2009).
5. Se ha podido apreciar ofertas en procesamiento de pescado en los puertos del interior del país y tareas auxiliares de forestación; mientras que en el empacado de alimentos (obento) muchas mujeres latinas han sido prescindidos del contrato porque comenzaron a contratar mujeres japonesas.
6. El desequilibrio en el mercado laboral es que no se produce un movimiento adecuado entre los sectores faltantes de mano de obra como el del cuidado de ancianos, agro, etc. con los sobrantes, pues donde escasea personal, al contrario de lo que debería ser, los salarios son bajos y las condiciones de trabajo precarias.
7. El de montacargas se puede obtener en portugués, pero para acceder a licencias como el de Home HelperII se requiere un nivel más alto de idioma japonés.
8. Lo ideal es que la carga hipotecaria mensual no supere el 30% del salario promedio como así también el precio de la casa no supere 5 veces el ingreso promedio anual. Si están excedidos, tarde o temprano, pueden llegar a una situación de insolvencia.
© 2009 Alberto J. Matsumoto