(Inglés) Cuántas historias yo había escuchado sobre el campamento al ir creciendo, ellas eran más como historias nostálgicas. Creo que esto es verdad para muchos niseis de mi edad, también. Había historias de los duros tiempos, también sobre las tormentas de arena y el frio que hacía. Pero mi mamá escribió poemas sobre esta cierta especie de natsukashisa (una nostalgia) en torno a los amigos que se hizo en el campamento.
Y mi sensei (maestro) de shakuhachi (clarinete de bambú) tenía una actitud muy interesante, también. Él decía que los campamentos probablemente salvaron las vidas de muchos issei porque ellos mismos estaban trabajando a muerte, y de un momento a otro ellos no tenían nada que hacer. Al no tener nada que hacer, teniendo todo este tiempo de ocio, realmente, para las artes, en términos de shakuhachi, de buyo (danza), de arreglo floral, la gente tenía abundancia de tiempo. Así que ellos se involucraron en esas actividades. Hubo una regeneración, un renacimiento de un cúmulo de esas artes. Ellas habrían desaparecido si no hubiera sido por los campamentos.
Por tanto, siempre, existe lo positivo y lo negativo. Yo no trato de decir que la experiencia del campamento fuera una cosa buena. Pero la gente continuó con sus vidas e hizo lo mejor de lo que sea que ellos estaban involucrados, en la situación en la que ellos se encontraban. Yo pienso que los japoneses fueron buenos en términos de sobrevivir esa situación.
Fecha: 10 de diciembre de 2004
Zona: California, EE.UU.
Interviewer: Art Hansen, Sojin Kim
Contributed by: Watase Media Arts Center, Japanese American National Museum