(Inglés) Mi padre tenía un doctor que se llamaba William J. Norris y era parte del personal del Children’s Hospital y del Good Samaritan. Él era muy amable. Una vez, le dije que cuando sea mayor me gustaría ser doctora. Y él me contestó: “Si lo haces, puedo ayudarte en todo lo que pueda. Nunca lo dije porque eras una mujer”.
Bueno, me presenté a la escuela de medicina y en la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Sur no aceptaban a nadie para el primer año pero para el segundo año aceptaron a 2 mujeres; de modo que fui a Chicago y me presenté a la Escuela de Medicina Stritch de la Universidad de Loyola y aquí aceptaron a 4 mujeres: a 2 de San Francisco, siendo yo una de ellas y a 2 de Illinois.
Así que mantuve contacto con el doctor de mi padre y cuando me gradué, le dije “Creo que me gustaría ser cirujana”. Él solía llamarme Sake y me dijo “Bueno, Sake, como eres mujer, la cirugía sería muy difícil porque tendrías que depender de otros doctores para que te remitan los casos. Si fuese tu, primero me dedicaría a la medicina general para ver cómo me va y si aún así quieres convertirte en cirujana, haré todo lo posible por ayudarte”.
Y así, me dediqué a la medicina general y me gustó. Veía de todo (o como yo solía decir, veía la piel y todo lo que cubría); atendía a los niños y las madres; realicé algunas cirugías y pude examinar todos aquellos aspectos de la medicina de esa época.
Fecha: 31 de marzo de 2005
Zona: California, EE.UU.
Interviewer: Gwenn M. Jensen
Contributed by: Watase Media Arts Center, Japanese American National Museum