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Cosplayers peruanas interpretan a sus mejores personajes: Chicas anime - Parte 1

A ambas les gustan los animes desde chiquitas. El favorito de Anita Quicaño es Saber Marionette J. El primero que vio Thalía Quispe fue Cardcaptor Sakura

Thalía Quispe, la maid atenta y solidaria.

Anita, de 21 años, ya no es tan fanática de los anime como en la década de 1990, pero hace tres años descubrió el cosplay y su mundo cambió. Le encanta interpretar a personajes como Lima de Saber Marionette J o Asuka de Neon Genesis Evangelion.

Thalía, de 20, aún es adicta a los anime. Habla con entusiasmo de Shiki y Elfen Lied, dos de sus preferidos. No se identifica con nadie en particular, aunque le atraen los personajes masculinos porque son “misteriosos, extraños y difíciles de comprender”. Ella también hace cosplay, le gusta ponerse en la piel de Kotonoha de School Days, pero su mejor papel es el de maid.

ANITA, LA HIPERACTIVA

Anita estudia diseño gráfico en IPAD. De niña quería ser una mangaka. En su anuario de sexto grado figura como “creadora de manga y anime”. Incluso tiene un blog (www.anitalandya.blogspot.com) en el que ha publicado sus antiguos manga, que pergeñó cuando seguramente distaba de imaginar que lo suyo no sería construir historias sino encarnarlas.

Cuando se enteró de que había chicos y chicas que se disfrazaban de personajes de anime, se propuso imitarlos. Ella misma, con apoyo de su mamá, se confeccionó un traje de Lima. Como no conocía a ningún cosplayer, acudió sola al Otakufest (convención de manga y anime) de 2008.

No la dejaron en paz ni un segundo. “Me quedé en shock, como estaba sola me acosaron. Ni bien bajé del taxi me colaron en la fila, no me revisaron nada, ‘ya pasa pasa’. No me dejaban entrar al baño, ‘por favor, una foto’. Se me rompió el zapato, me voy afuerita, comienzo a arreglarlo, y en eso veo flashes. Creo que ese día no me senté. Sentí que estaba en la boca del lobo”, recuerda.

Sin embargo, le gustó la experiencia. Descubrió que había mucha gente que compartía su afición por los anime (en el colegio era la única chica que los veía) y se sintió “normal”.

Un año después, volvió al Otakufest, esta vez como Asuka. Su personaje impactó. Fue entrevistada por Gerardo Higa, artífice del sitio web Onigiri TV, e impresionó tanto por su desenvoltura y carisma que la convocaron para reportear en eventos.

Al principio era muy formalita, se cohibía, hasta que en un evento –por una mezcla de calor y sueño, asegura ella, que despertó su verdadera personalidad– se deschavó: “Correteaba a los entrevistados, los hacía que hablaran conmigo sí o sí, no podía recibir un no, parecía una loquita”, rememora.

La hiperactiva Anita, que a veces parece una fuerza de la naturaleza a punto de desatarse, revela que tiene fama de loca. Por eso, aclara: “Soy muy alegre, pero no soy loca”.

Ser cosplayer significa no tener vergüenza ni miedo, afirma. No es solo colocarse el traje y listo. Tienes que saber interpretar al personaje. No puedes encarnar a uno alegre y apocarte o tener roche de que te tomen fotos, explica.

Para hacer un cosplay, Anita primero busca afinidad física. Como es delgada, no podría meterse en un cuerpo exuberante (“a menos que me ponga relleno”, apunta). Luego, tiene que identificarse con su personaje. No encajaría en uno callado o introspectivo.

Anita está acostumbrada a que los otaku quieran fotografiarse con ella, pero no se la cree. “Le toman fotos al personaje que interpreto, no a mí”, manifiesta. “El cosplay es la vedette del evento, es lo que más llama la atención, les ganamos a los actores de verdad”, subraya.

Sin embargo, ella ha logrado ganarse un nombre en el mundo otaku. No es una más. Un día en que no tenía traje para asistir a un evento decidió ir como ella misma. Se sorprendió cuando comenzaron a reconocerla. “‘Anita, una foto contigo’. ‘Pero estoy sin cosplay’. ‘No importa, te amo’. Yo estaba feliz, no sabía que esto pasaba. Me emocioné bastante”, relata.

Desde esa vez, cuando no tiene nada que ponerse, ya sabe cómo vestirse: “Con el cosplay que mejor me sale: el de Anita Quicaño”.
Anita siempre ha querido vestirse distinto de los demás. Incluso a veces sale a la calle en geta (calzado tradicional japonés), como si fueran chancletas. Pero no solo le gustan los personajes de anime. También quiere disfrazarse de la princesa Leia, Leeloo (Milla Jovovich en El Quinto Elemento) y Mystique (Rebecca Romijn en X Men).

Anita Quicaño, en su mejor papel: la dinámica y alegre Lima.

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* Este artículo se publica gracias al convenio entre la Asociación Peruano Japonesa (APJ) y el Proyecto Discover Nikkei. Artículo publicado originalmente en la revista Kaikan Nº 54, febrero 2011 y adaptado para Discover Nikkei. 

© 2011 Asociación Peruano Japonesa / © 2011 Fotos: Asociación Peruano Japonesa / Álvaro Uematsu

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About the Authors

Enrique Higa is a Peruvian Sansei (third generation, or grandchild of Japanese immigrants), journalist and Lima-based correspondent for the International Press, a Spanish-language weekly published in Japan.

Updated August 2009


The Japanese Peruvian Association (Asociación Peruano Japonesa, APJ) is a nonprofit organization that brings together and represents Japanese citizens who live in Peru and their descendants, as well as their institutions.

Updated May 2009

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