Discover Nikkei

https://www.discovernikkei.org/en/journal/2008/4/30/2617/

Cómo ven los peruanos al Nikkei - Parte 2

1 comments

>> Parte 1

"CHINO"

En forma de agresión verbal, explícita o no, ese racismo costumbrista se da a través del mediatizado "chinito", dicho por aquellas señoras regordetas que toman la situación con diversión y que venden tamales frente a las puertas abiertas de sus casitas con paredes color "papel higiénico" (esos rosados, verdes, celestes y amarillos pasteles) donde no encontramos pintura descascarada; "chino" dicen aquellos que están tomando cerveza un domingo por la mañana en una esquina con la radio del auto a todo volumen mientras se ríen entre ellos de quién sabe qué detrás de sus lentes oscuros y sus apretadas camisetas sintéticas; pero ya sin la justificación de costumbre hay quien dice "amarillo como una gaseosa de piña" (profesor de talleres iniciales que me "enseñó" arquitectura en universidad nacional) de quien, hasta hoy, creo que lo dijo para bien... es decir, para dar a conocer su nivel intelectual, dígase ignorancia redondeada como la brillante calvicie que ostentaba sobre su bigotuda cara, "redondez" con la que hasta en ese joven momento no me había topado.

Pero no sólo este tipo de gente tenemos alrededor, también están aquellos que sin un ápice de cultura japonesa en su formación, denotan actitudes positivas y curiosidad para con la colectividad asistiendo a los Festivales de Cine, al Matsuri de todos los años, al Festival Gastronómico, a las exposiciones artísticas, a los Conciertos de la Canción Japonesa y a recitales de todo tipo provomidos por la Asociación Peruano-Japonesa.

PERSONAS POSITIVAS

Son ellos los que respondieron a mis preguntas y gracias a ellos puedo decir, entre otras cosas, que los Nikkei somos y tenemos buenos amigos no-Nikkei porque estamos totalmente integrados al trajín de una sociedad que siguió su evolución hasta hoy, junto con los primeros inmigrantes japoneses que llegaron el siglo antepasado.

Actualmente damos la imagen de que sentimos que este también es nuestro país, no sólo legalmente sino por compromiso real y además, lo ratificamos con hechos y con nuestro trabajo; aún así, en el siglo 21, seguimos siendo cerrados cuando nos juntamos en un evento porque tendemos a socializar sólo entre nosotros, como herencia o mala costumbre recibida de los padres y estos de los suyos a reunirse y compartir entre ellos únicamente, haciéndolo –aunque se daba sólo al inicio de la "colonia"- para evitarse el fastidio de sufrir el rechazo de otros grupos sociales que los podrían considerar peor que alienígenas.

El rechazo étnico en todas sus torpes modalidades sigue existiendo, con aura sempiterna, pero felizmente, está cambiando y también lo está haciendo la socialización cerrada, acercándose cada vez más a su extinción.

Esto último de la cerrazón social lo he visto muy de cerca pero, con la juventud como esperanza de cambio en todas las generaciones y a través de los tiempos, se forja dicho cambio (que es siempre positivo ya que demuestra evolución y no estancamiento que al final se transformaría en muerte) mimetizándose más con su medio social, además de enriquecer el todo de la colectividad aunque siempre a riesgo de que la tradición pierda base y luego se desaparezca institucionalmente.

Lo anterior debe mencionarse porque la personal afinidad de la colectividad a aquellas asociaciones fundadas por los abuelos, Kenjinkai´s y otros, ha ido desapareciendo ya que los jóvenes están muy ocupados con trabajos donde les piden alto rendimiento; porque se está perdiendo filiación de los descendientes cuando año tras año se hace lo mismo en las reuniones grupales y eventos; porque la colectividad está mermando su propio liderazgo y fuerza al no renovarse en fondo y forma.

Tras esto, terminará por carecer de presencia institucional sino es a través de unas cuantas apariciones mediáticas impresas (ni siquiera digitales a través de una web), cosa que ya vemos de hace algunos años. Salvo buenas, esforzadas y trabajadas excepciones, todo tiende a desaparecer, sea por fusión para crecer o dejar de ser chiquititos o por extinción.

Mas, aún tenemos y transmitimos a las generaciones jóvenes aquel sentimiento de identificación con ese lejano país del que importaron -los que fundaron nuestra actual existencia en el Perú- la responsabilidad, la honestidad, la puntualidad, el kimochi, el respeto por los niños y ancianos y el enrio... aún los tenemos, pero se están perdiendo como batería con indicador de carga baja.

OTROS INTEGRANTES, OTROS APORTES

Lo bueno externo mencionable, hoy, son los "simpatizantes" no-Nikkei que se adhieren a estos grupos prefecturales en búsqueda de algo distinto, estando cansados y aburridos de su entorno habitual. Ellos dan el empuje necesario y las ideas frescas para seguir realizando las actividades institucionales que aún las mantienen a flote, empapándose de formas, comidas y costumbres orientales yuxtapuestas a las peruanas, así no tan lejanas a ellos mismos, pero conceptualizadas según la imagen exportada del japonés.

Aún así, muchos no-Nikkei nos ven como una cultura mística; siendo mística hasta para nosotros, Nikkei, todo lo relacionado con el viejo oriente ya que nuestras costumbres son occidentales: un kimono en la pared no hace diferencia ni comer soba u ozoni en año nuevo para después ir a bailar y tomar hasta el amanecer, pero de alguna forma afirma nuestro origen.

De misticismo nada tiene lo que aprendimos de los inmigrantes, mas eso último es poco comparado a la tremenda herencia cultural que nos da el Japón histórico que, además, hoy nos dice a través de documentales, escritos y palabras de viajeros, que se encuentra totalmente diferente a aquellas costumbres inculcadas en nosotros hace décadas.

Ese misticismo, mezclado con lo esotérico por falta de información, es el atractivo que llama a los occidentales (incluidos Nikkei) a explorar la cultura japonesa... y china y koreana también, ya que a lo lejos, todas se ven similares, requiriendo costumbres familiares, años de estudio o muchísima lectura para diferenciarlas.

Además, los apellidos japoneses están integrados fehacientemente a aquellos patronímicos radicados en el Perú de muchos más años atrás, sean décadas, centurias desde la colonización española o milenios; estas familias nuevas, "mezcladas" (según terminología obsoleta, de hace unos 20 años), es un fenómeno comúnmente aceptado pero aún rechazado en aquellas cabecitas viejas (por la mente, no por las canas ni arrugas ni colgajos) que creen que lo puro en la "raza" es un "derecho" [mal concebido] inexorable e inextinguible de aquella... si las razas son mentira, ese "derecho" también lo es.

Por la razón de que se está perdiendo el bagage (el bueno, lleno de virtudes y consideración) importado desde Japón es que hay que hablar más, transmitir más, comunicarnos como colectividad hacia la misma colectividad, mezclada ya genéticamente con los genes ancestrales peruanos.

Así, es indiscutible que nuestra colectividad se hace más colectiva aún, aportando diversas costumbres antes apartadas, pero con las que debemos aprender a vivir y compartir en pos de forjar un futuro común totalmente cosmopolita (y no hablo de la globalización, otra verdad mediática a medias); también debe tender a ser más espiritual -no tanto religiosa-, aunado a una tangible y disfrutable tranquilidad (estado anímico muy relacionado con el Japón de hace 100 años) y positivo en todo sentido posible.

 

© 2008 Victor Nishio Yasuoka

About this series

Victor Nishio Yasuoka experiments with Nikkei life in Peru. He asks himself, “What is being Nikkei?” so as to imagine a local and global collective future. Besides, he examines historical and contemporary racism, offering an explanation of the consequences of the expression “Chino” [akin to “Chink”] and its deep-rooted reasons. And finally, from his professional vantage point, he provides a personal overview of the field of Fine Arts and the cultural support given to artists in the community.

Learn More
About the Author

Victor Nishio Yasuoka is a third-generation descendant of Japanese immigrants in Peru. Halfway through elementary school, he moved with his family to Panama, where he finished school. Almost 10 years later, he returned to Peru, finding the country completely changed. He studied architecture at a public university, but realized that his greatest interest lay in the field of communications. Today, living in Lima, Victor is a publicist, visual artist, and columnist.

To take a look at his work, visit his new website: www.victor.pe, where you will find all his artistic, graphic, and literary output.

Updated August 2009

Explore more stories! Learn more about Nikkei around the world by searching our vast archive. Explore the Journal
We’re looking for stories like yours! Submit your article, essay, fiction, or poetry to be included in our archive of global Nikkei stories. Learn More
New Site Design See exciting new changes to Discover Nikkei. Find out what’s new and what’s coming soon! Learn More